Katsuki Yuuri, un joven de 23 años, graduado en uno de los mejores colegios de Kyushu, Japón, titulado en economía y finanzas en la Universidad de New York, cansado de ser rechazado por todos los ejecutivos que lo han entrevistado, se aventura a bus...
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-¡¡Yuuri!!, demonios Yuuri, ¿estas bien?, ¿te lastimaste?- Pregunto el ruso saliendo de su ensimismamiento inicial, al notar como dos empresarios de la primera fila corrían a ayudar a su secretario, su muy torpe secretario- .
Si bien, Viktor se encontraba furioso , muy dentro de él algo en su pecho se removió al notar como el azabache no podía levantarse por sí solo, el desfile había comenzado ante sus ojos, sin embargo, su interés se vio abrumado por su creciente preocupación , por lo que se levantó de su lugar, caminando con rapidez hasta donde se encontró el azabache, levantó del suelo sus anteojos y lo sostuvo por debajo de sus brazos para brindarle apoyo, le dedicó una rápida mirada a Chris, indicándole que se hizo cargo del resto, el japonés le hizo entrega con sus enrojecidas manos de la carta de colores, la cual fue ruso recibido por el con un rostro de asombro, no tanto por el accidente del japonés, si no, por la actitud de su mejor amigo, esto definitivamente era algo muy nuevo para el.
Ambos jóvenes se dirigieron a la oficina presidencial, los demás secretarios escondidos tras las paredes, observaban la escena con temor, creyendo ya que el pobre y abrumado nipón, sería un difunto dentro de unos pocos minutos, Viktor se apresuró a abrir las puertas de la oficina cerrándolas tras su espalda, se dirigió al sofá de la oficina y deposito con suavidad al torpe joven frente a él, el azabache pegó sus ojos a sus zapatos sin atreverse a levantar la mirada, se sintió abrumado, abochornado, avergonzado, mentalmente estaba preparándose para ser regañado, despedido, despojado de su cargo, podía notar como los fríos ojos azules de su jefe estaban clavados en su persona, su mirada quemaba, si bien la caída había dolido, se sintió aún peor por lo ocurrido con Constantino momentos antes del accidente ,el suceso removió recuerdos en su cabeza los cuales habia luchado por mantener encerrados, su cuerpo comenzó a temblar, a doler aun mas, su garganta comenzó a apretarse en un nudo que le imposibilito respirar con normalidad, sus ojos se anegaron en lágrimas, y su cabeza comenzó a dar vueltas, entonces lo entendió, estaba teniendo un ataque de pánico frente a su jefe, como si ya el desastre anterior no hubiera sido suficiente.
Por su parte, Viktor se encontró contemplando al joven frente a él, pensando en las consecuencias que lo ocurrido podría traer, claro que podría despedir a Yuuri, amonestarlo, regañarlo, él tenía el poder para eso y razones suficientes, sin embargo, suspiro y observo las gafas gruesas y algo pesadas aun en su mano, dio un paso adelante con la clara intención de devolver el objeto a su dueño, cuando pudo percibir un sonido, un muy débil sonido, un sollozo lastimero, bajo sus ojos y pudo observar como el azabache temblaba, sus hombros se sacudían ante los espasmos de un llanto inminente, las lágrimas caían desde sus ojos escondidos con dirección a la costosa alfombra del lugar, sus manos apretadas en puños sobre sus muslos, aun al rojo vivo debido a la fricción de la caída, se quedaron tornando levemente blancas por la fuerza usada,Viktor nunca había sido especialmente bueno consolando a las personas, podía recordar perfectamente que el mismo evitaba llorar, o demostrar sus debilidades, su sentido de autoayuda estaba completamente dormido, por lo que solo hizo lo que creía que podría hacer y eso fue arrodillarse frente al japonés, tomar su mentón y obligarlo a mirarlo a la cara.