Katsuki Yuuri, un joven de 23 años, graduado en uno de los mejores colegios de Kyushu, Japón, titulado en economía y finanzas en la Universidad de New York, cansado de ser rechazado por todos los ejecutivos que lo han entrevistado, se aventura a bus...
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Yuuri apenas y podía caminar, Viktor lo habia dejado en un estado completo de nervios que hacían que sus pies pesaran el triple y su cabeza diera vueltas sintiendo que cada paso lo daba como un escalón fantasma.
Al llegar a su puerta, giró su cabeza una última vez para ver los ardientes ojos del ruso observarlo con una expresión extraña adornada con una sonrisa, sonrisa que Yuuri no supo ni quiso interpretar en ese momento.
Tras cruzar la puerta de entrada el rostro preocupado de su padre apareció frente a él tan repentinamente que el muchacho dejó caer sus llaves y su bolso al suelo por la sorpresa.
-Llegas tarde, y en un vehículo que no conozco, ¿algo que deba saber?-.
La voz del japonés mayor sonaba severa y a la vez preocupada, Yuuri sabía de sobras que sus padres posiblemente se infartarían si tan solo supieran el lío en el que se acababa de meter esa noche, mas su padre, y no podía culparlo por ello..
-Vik.. digo, mi jefe, el señor Nikiforov me trajo a casa, él es quien venía conduciendo papa, no tienes nada de qué preocuparte-.
-¿Nikiforov te trajo a casa?, debería pagarte un chofer personal si quiere tenerte hasta tan tarde en esa oficina, o deberías dejar que vaya por ti al trabajo Yuuri, no seas terco-.
La voz de Mari se coló en medio de la conversación, Yuuri miró detrás de la espalda de su padre y la descubrió en el kotatsu familiar muy concentrada en unas cartas de poker en sus manos y un cigarrillo en los labios.
-No es necesario que se preocupen, estoy bien-.
Yuuri corto cualquier intento de interrogatorio por parte de su padre besándolo en la mejilla a modo de saludo, acto que repitió con su madre, quien se encontraba a un lado de su hermana bebiendo una taza de té, y para su no-sorpresa, Phichit también se encontraba presente sosteniendo cartas de la misma baraja que Mari, Yuuri los observó con cariño mientras tomaba asiento en la pequeña mesa acariciando a Vicchan quien habia salido de su mullido escondite para dejar completamente babeada su cara.
-¿Apostando?-.
-Así es, si yo gano, el hámster tendrá que organizar mi habitación durante una semana-.
-¿Y si gana Phichit?-.
-Tu hermana me presentara a uno de sus guapos ayudantes nuevos , es uno de los practicantes de la facultad de derecho de la universidad en la que estudiamos nosotros-.
-Ya veo...-.
-Yuuri, ¿vas a cenar?-.
Yuuri volteo su cabeza con algo de pereza y cansancio para mirar a su madre, la verdad es que se estaba muriendo de hambre, y realmente deseaba cenar, pero lo sucedido anteriormente aún mantenía su estómago revuelto y repleto de mariposas, eliminando cualquier espacio que quedara libre para comida.
-Y Yuuri... ¿tu estabas solo con ese Nikiforov en el vehículo en que te trajo?- preguntó su padre a sus espaldas mientras vertía un poco de sake en un o-choko blanco con algunos detalles en dorado-.