sept

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Los problemas se amontonaban uno sobre otro para Lee Minho.

No sólo se encontraría con el protagonista principal de la Novela antes de lo previsto, sino que los representantes de Hanrakeon llegarían en plena temporada social. Más específicamente, en los tres días que el banquete de debutantes sería celebrado en el Palacio Real. 

¿Qué se supone que hiciera? ¿No era demasiado irrespetuoso citar una mesa de diálogo en medio de una celebración?

¡Pero es que no creía que se demorara tanto el viaje de ida y vuelta! 

Con sus neuronas quemándose por lo que significaría lidiar con dos eventos seguidos, Lee Minho simplemente estaba tirado en el escritorio de la habitación de Jisung, lamentando su existencia.

—Oi, Minho, ¿Por qué le das tantas vueltas? 

—Se supone que es una reunión seria...

—Ahá...

—Donde negociaremos por poner mi vida en riesgo...

—Así es.

—Y... Y sólo... 

— ¿Sí?

— ¡Van a llegar para el banquete de debutantes, por Dios! 

— ¿Qué tiene de malo?

— ¿Cómo que qué tiene de malo? Es un pésimo ambiente para las negociaciones. 

Imagínate algo sale mal. No, sería terrible.

— ¿De verdad? En Hanrakeon nos gustan las celebraciones...

— ¿Eh? 

Fue el turno de escuchar de Minho. 

—Quiero decir, nuestras acciones fueron malas, aunque no con intención de hacer daño. Realmente somos nosotros quienes debemos acoplarnos a la situación de Greyfell...

— ¿Crees que la gente que venga de Hanrakeon piense lo mismo?

Jisung pareció meditarlo un par de segundos, mismos donde la ansiedad de Minho crecía. 

—Bueno...

— ¿¡Sí!? 

— ¡Ay! no me grites —Lloriqueó el príncipe foráneo, haciéndose nanai en las orejitas. 

—Jisung... 

—Ay, Minho, no te sabes relajar —bufó—, la solución es simple, cuando lleguen sólo invítenlos cordialmente a la celebración. De todas formas tendrán que esperar a que acabe el banquete, ¿no?

Entonces Lee Minho estuvo muy agradecido de airear sus problemas con su más reciente amistad. 

— ¡Eso es! 

Cobrando vida nuevamente, Minho se levantó del escritorio, ordenando el terror de papeles que allí tenía. 

—Sólo debo realizar una propuesta con mi sello personal y enviársela al primer ministro o al Rey.

Jisung fue incapaz de no fruncir el entrecejo. 

— ¿De verdad todo es papeleo en este lugar? 

—Oh, ni te imaginas. 

Apresurado por adelantar el trabajo que tenía, se dirigió a la puerta de la habitación aún mirando del príncipe de Hanrakeon. 

Un grave error, pues al dar dos pasos fuera, chocó contra un fornido cuerpo. 

Sobreviviendo como el villano › 𝐋𝐞𝐞 𝐊𝐧𝐨𝐰 𝐡𝐚𝐫𝐞𝐦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora