douze

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Practicar con Jisung en un salón privado o hacerse a la idea de que tendría que bailar con Seungmin, era totalmente distinto a lo que Lee Minho debía enfrentar ahora.

Para empezar, recordaba claramente que en el prólogo de La Bendición del Fénix enfatizaron que el primer baile de Felix fue con Bang Chan, a la luz de la Luna.

No sólo eso, no fue el pecoso sino el joven maestro de un ducado militar quien inauguró el baile, debido a las contribuciones que este tuvo en la Guerra contra Hanrakeon y a que, después de todo, Felix era un príncipe sin facción ni respaldo.

Entonces.

¿Por qué era él, y no Bang Chan, quien tendría que liderar el primer baile del protagonista?

¿Por qué Felix era el debutante que inauguraría el banquete?

¿POR QUÉ EL REY LO HABÍA CONDENADO A BAILAR JUNTO A ÉL EN FRENTE DE TODO EL MALDITO SALÓN?

O sea, sí, la situación era totalmente distinta a la de la novela.

Hanrakeon seguía intacto, Lee Know no había consumido la mayoría de los recursos en la Guerra, y por lo tanto Felix estaba debutando a sus debidos diecisiete años, y no a los dieciocho.

¿Un año hacía tanta diferencia?
No, no era eso.

¿Eran las consecuencias de cómo estaba sobrellevando el conflicto con Hanrakeon?

Sin saber la respuesta, Lee Minho sólo podía seguir adelante con el pedido del Rey.
Después de todo, ya había dicho que haría lo que pidiera.

Bajo la atenta y sorprendida mirada de la mayoría de los presentes, Minho se inclinó levemente ante Felix, extendiendo su mano en una invitación implícita.

Felix miró a su Padre, pero este no le devolvió la mirada. Entonces observó a aquel estilizado chiquillo a un lado de su hermano.

Haciendo una pequeña reverencia, como si se disculpara de robar el primer baile con su prometido, Felix avanzó, dejando su temblorosa mano encima de la que Minho le ofrecía.

El sonido de los zapatos de ambos príncipes era lo único que resonaba en el salón, quienes caminaban hasta el centro del mismo.

Incapaz de resistir más el temblor del cuerpo a su lado, Minho susurró: —Quieto.

Felix se tensó.

Minho maldijo.

Fue una mierda de elección de palabra.
Quería decirle "tranquilo", que no hacía falta tener tanto miedo; pero él estaba que se cagaba en los pantalones, así que era difícil que sus dos neuronas se conectaran.

Ojalá pudiera retroceder el tiempo, maldición.

Lastimosamente, Lee Know era un estratega sanguinario, no un mago.

A veces las cosas no salen como uno quiere.

Así que, por fin en medio de la multitud, con un radio de diez metros al rededor, ambos chicos pararon.

Minho miró a Felix.

Felix tenía la mirada fija en sus piecitos.

Suspirando, el mayor tomó la iniciativa, posando su diestra en la cintura de Felix, y la siniestra sujetando su mano derecha.

No fue sino hasta que el segundo príncipe reaccionó, posando su mano libre en el hombro de su hermano, que la orquesta comenzó a tocar.

Un bals simple pero sofisticado, ideal para invitar a los demás debutantes a tomar un poco de confianza.

Minho lideraba como lo había estado haciendo los últimos días junto a Jisung; con un porte elegante y consideración a su compañero.

Aun así, y para su sorpresa, Felix podía seguirle el paso sin mucho esfuerzo, desenvolviéndose como lo que era, el protagonista de la novela.

Inevitablemente, Minho pensó que el poder del guión a veces daba cualidades de lo más absurdas a los protagonistas.

¿Cuál era la necesidad de que Felix fuera intachable?

Sí, uno puede ser bueno en muchas cosas, o excepcional en otras, ¿Pero en todo?

Es imposible identificarse con un personaje así.

¿Qué le costaba al autor hacer de Felix, un personaje más humano, más real?

Tan real como lo podía ver en ese momento, aún tembloroso pero dispuesto a dejarlo todo en la pista de baile, con tal de inaugurar bien aquel banquete.

Dejando los recuerdos y pensamientos de Lee Know atrás, Minho se sentía extrañamente orgulloso de ese chiquillo.

Uno que se instruyó solo, viviendo como un príncipe fantasma sin Madre ni respaldo.

Tomando impulso, Minho se acercó a su oído.

—Tranquilo, lo estás haciendo bien.

En ese mismo instante, los pies de Felix se enredaron, a la par que este cerraba los ojos, esperando el impacto contra el suelo.

Pero aquel nunca llegó.

Contrario a la sensación de caída, Felix abrió los ojos justo en el momento en que Minho lo alzaba por los aires, dando una media vuelta para disimular el fallo de Felix.

La audiencia aguantó la respiración, extasiada.

El Rey se inclinó hacia adelante, queriendo ver mejor a sus hijos.

Jisung, junto a los de Hanrakeon, entraron al salón en el momento exacto para ver aquel espectáculo.

Y los ojos de Felix, simplemente, brillaban.

Tenían un brillo tan deslumbrante, que Minho sintió que el tiempo se había detenido.

Entonces, una frase llegó a su mente como si se tratase de una revelación.

« Lo que más anhelaba Felix en ese gélido Palacio, era sentir la calidez de la palabra familia»

¿Cómo lo había olvidado?

Lo que Felix más quería, lo que Felix deseaba.

Amor.

El reconocimiento de una familia.

Poder llamar hermano a Lee Know.

En esa fracción de segundo, dónde podía distinguir una mezcla de sorpresa y felicidad en el rostro del menor, Minho se hizo una pregunta.

¿Puedo darle algo de piedad a este niño abandonado?

¿Puedo tener una buena relación con Felix?

Más allá del beneficio que eso traería, más allá de la trama de la novela, Minho quería tenderle la mano a ese chiquillo.

Y así lo hizo, sin preocuparse por las consecuencias.

Una vez Felix volvió a tocar el piso, un par de vueltas más bastaron para que el primer baile acabara, recibiendo las ovaciones de los debutantes.

El corazón del menor retumbaba en su pecho, tratando de discernir si eso era real, o una más de sus fantasías.

La respuesta estuvo clara cuando sintió la mano de Minho sobre la suya, sonriendo.

—Fue todo un éxito, felicidades.

Felix apretó sus labios, asintiendo con rapidez, y siguiendo a su hermano de vuelta a los asientos detrás del Rey.

Tan enfocado se hallaba en su nueva resolución, que Minho fue incapaz de percatarse de las múltiples miradas que se enfocaban en él.

Cada una de ellas, más intensa que la anterior.

Sobreviviendo como el villano › 𝐋𝐞𝐞 𝐊𝐧𝐨𝐰 𝐡𝐚𝐫𝐞𝐦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora