momento cero [parte 1]

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Año 2.163, Magadan, Nueva República Rusa Oriental.

La chica de trece años volvía a su casa después de una mañana sofocante en el instituto, había reprobado un examen y estaba algo insegura de sí misma. El día de su cumpleaños, parecía como otro día cualquiera, la nube de polución tapando el sol amarillo y los predicadores del fin del mundo con pancartas gritando en la calle. Después de todo, era una ciudad tranquila y algo atrasada en el tiempo. El antiguo país ruso se dividió en regiones que al final se independizaron quedando fuera de organizaciones internacionales que ayudaban con la economía interior. Así que, por decenas de años que pasaran, seguían viviendo como casi a principios del siglo XXI. La población no le veía problema, era una gran calidad de vida, preferían eso a las grandes potencias mundiales, con ciudades futuristas y demasiado complicadas, a merced de la tecnología.

- ¡Mamá, ya llegué!- decía mientras se quitaba los zapatos en la entrada y se ponía unas cómodas zapatillas, dejando su pesada mochila a un lado.

Nadie le contestó, así que supuso que no habrían llegado de trabajar todavía. Fue a la cocina a echarse zumo de naranja en un vaso y esperar a sus padres en el salón, viendo algún estúpido programa de televisión. La chica de ojos morados miraba entre las notificaciones de su teléfono, nadie la había felicitado, aunque lo entendía, celebrar los cumpleaños había pasado de moda hacía ya más de cincuenta años, mucho antes de ella nacer siquiera. Pero por alguna extraña razón, sus padres siempre se lo recordaban con alguna sorpresa y eso le hacía sentir diferente al resto, más importante que nadie.

Se escuchó la puerta abrirse y cerrarse con cuidado, ella levantó una ceja y miró hacia la puerta, una cabeza pelinegra se asomaba y unos ojos rasgados y morados como los suyos la miraban divertidos.

- ¡¿Dónde está mi cumpleañera?!- su padre entraba en el salón encorvado, haciendo gestos raros con sus manos, imitando a un fantasma. La niña dejó el vaso de cristal sobre la mesa porque sabía lo que venía ahora.- ¡Guerra de cosquillas!

El hombre la perseguía por el salón y ella huía riendo.

- ¡No huyas, cobarde!

Una castaña mujer se apoyaba en el marco de la puerta, negando y sonriendo, preguntándose como ambos padre e hija podían compartir la misma neurona.

- ¿Bryn? ¿Qué tal el examen?- su madre la paró cuando pasó por su lado y la joven quedó estática.

- Eh… ¿Regular?- sonrió falsa.

- ¿Volviste a suspender?- su padre revolvía su cabello.

- ¡No se me da bien la biología!- ella hizo un puchero.

- Ay que ver… Y yo creyendo que nos iba a salir médico.- bromeó su madre.

Los padres de la chica daban más importancia al bienestar de su hija que a su rendimiento en el colegio, sabía que con mano dura nada se arreglaba, así que intentaban alentarla todo lo posible y ayudarla en lo que necesitaba. Eran viejos y por problemas de fertilidad, habían tardado años en poder tener un hijo y cuando por fin, su hija nació, era la luz de su vida. La amaban.

- Si no va a ser médico, tendremos que buscarle otro trabajo, ¿verdad, Amelia?- preguntaba el hombre con sus brazos en jarras, algo gracioso.

- ¡Sí! Y tenemos algo para que empiece a practicar…- la mujer se fue a buscar algo.

- ¿Otra sorpresa?- la joven estaba algo emocionada, no solo ellos volvían antes de trabajar ese día por ella, sino que al parecer tenían un regalo.

Legendary Lovers (Griffith × OC) [Berserk] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora