reencuentro intoxicado

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- Parece que él mismo ha venido en tu busca.- decía en mago, sosteniendo la mirada de aquel ser de luz. Pronto se veía como Guts entraba en acción, con su enorme espada, contra Zodd.

- Mierda, Guts… Anciano, evacúe a todo el mundo lo más lejos posible, no deje que nadie se acerque. Y también le tengo que pedir, que, por favor, no deje que nadie interrumpa la ceremonia de saneamiento, proteja ese árbol con todas sus fuerzas.

- Pondré un cordón de magos alrededor del palacio, no te preocupes. Ten cuidado.- asintió el mayor, que lo último que vio fue la cara de preocupación de Bryn antes de marcharse apresurado.

A Guts el impacto le había pillado por sorpresa bastante cerca, ni siquiera se acordaba de un sonido tan aterrador. Se había quedado anonadado mirando esas flores hermosas que caían como copos de nieve, estuvo en plena tranquilidad por un buen rato, en su soledad, pensando, esperando que todo saliese bien con Casca. Aquel estruendo lo enfureció bastante, primero pensó que no había sida nada más que niños magos jugando con sus poderes otra vez, pero al acercarse y ver aquella bestia de nuevo, más su actual enemigo resplandeciente, su cordura dejó su mente. Al grito de guerra, clavó su enorme espada en el costado de Zodd, quien se dio la vuelta para mirar a su atacante y empezar el combate.  

Zodd se había vuelto todavía más fuerte, a pesar de que sólo un cuerno quedaba ya en su cabeza. Y el muchacho pidió ayuda a parte de la armadura que tenía puesta, aunque estuviera rota y había sido advertido varias veces, era usar su poder berserker o morir aplastado como un mosquito. El demonio negro hervía la sangre de Guts y se apoderaba de sus movimientos. Su piel era cortada por las garras de la bestia peluda, pero ésta tampoco se salvaba de derramar sangre. La mortífera y afilada espada intentó cortar uno de los grandes brazos de Zodd, sin poder siquiera rozar el hueso. La consciencia de Guts recordó las palabras de Bryn, los huesos de los demonios, eran más duros que cualquier metal que el hombre podía imaginar. Fue lanzado lejos, pero enseguida volvió a su posición para seguir insistiendo a pesar de las inconveniencias.

En ese momento notó que su espada empezaba a resquebrajarse, aquel golpe al brazo, había sido un punto que quiebre incluso para ese trozo de hierro macizo. Maldijo de todas las formas y lanzó su espada fuera de alcance, usaría su propio cuerpo, al igual que su contrincante, pero para eso, dejó que el demonio devorase lo que quedaba de él. Se convirtió en un perro salvaje, completamente negro, como una sombra y sus ojos brillaban de un rojo intenso. Si no se atrevía con Zodd, pocas posibilidades de siquiera llegar a encarar a Griffith tendría. Y no se permitiría perder otra vez ante aquel ser. Sus garras se hacían más grandes y afiladas, se hundían como cuchillos en la piel marrón y peluda de Nosferatu, pero era zarandeado y lanzado por los aires cada vez que se acercaba. Ambos ya estaban ensangrentados, pero el único que tambaleaba, era Guts.

Entonces, este, sintió un golpe frío en su espalda, como si alguien hubiera enterrado una hoja de hielo en su columna. El dolor no fue muy fuerte, pero sí le hizo marear bastante, al recuperar por completo el control de su mente. La armadura se hizo pedazos y esos trozos pronto se volatilizaban con el viento, convertidos en ceniza. Él cayó de rodillas, intentando recuperar la respiración con la mano en su pecho y los ojos desorbitados. Estos después se posaron en su último atacante que yacía al frente, mirándolo sin piedad en sus pupilas alargadas.

- Bryn… Por qué…- intentaba hablar.

- Te dije que si te interponías entre Griffith y yo, te mataría. No lo haré, no soy tan despiadada, pero sí deberías marcharte cuánto antes.- sus ojos verdes empezaban a brillar.

Legendary Lovers (Griffith × OC) [Berserk] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora