medianoche

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- Mejor no me contestes, has accedido y yo te he avisado, mis razones, cuáles sean, no te importan. Mejor volvamos a la cabaña, siento una presencia humana cerca y tu brujita ha dejado de espiarnos, me da mala espina.- Bryn salía del agua rápido y dejándolo allí algo confundido, empezó a correr porque sintió el caos que se empezaba a cocer en dónde dejó a sus nuevos compañeros.

Un gran demonio salía del agua, acompañado de manadas de cocodrilos, atacando la cabaña. Los chicos intentaban mantenerlos a raya, pero su magia y fuerza no era suficiente. Aquel monstruo sería igual de grande que una ballena, parecía un elefante peludo con demasiados dientes grandes, afilados y torcidos. Sus rugidos no hacían mucho estruendo, más bien eran huecos y rasposos. Sus ojos, inyectados en sangre, ni siquiera miraban a sus objetivos, sus movimientos eran torpes, como si sólo quisiera asustar.

- ¡No puedo! ¡Hay alguien que lo está controlando desde lejos! ¡Necesitaría tiempo para encontrarlos y detener su magia!- la bruja sudaba, cerrando los ojos y concentrándose.

- ¡¿Y qué hacemos?! ¡No tenemos tanta práctica con estas armas, antes devolvió mi ataque!- Serpico se quejaba mientras aguantaba al impulsivo pelirrojo, Isidro.

La trompa de la bestia iba a caer encima de la rubia, Farnesse, que abrazaba a Casca, pero antes, estalló en llamas verdes. Sólo con un movimiento de mano, todo se hizo verde brillante, Bryn llegaba con ellos, Guts la seguía por detrás. Las llamas quemaban a los monstruos, pero ni siquiera emitían algo de calor al resto. Bryn, con sus ojos que empezaban a tornarse del mismo color que su fuego, arropó a Schierke con su capa, que después de haber utilizado toda su fuerza para encontrar al enemigo y también mantener a los monstruos alejados, empezaba a marearse.

- ¡Tú! ¡No hagas nada! ¡Ya caerán!- la chica se giraba hacia Guts que ya estaba en posición de combate con su gran espada.

- Esos monstruos están siendo controlados… Hay alguien…- empezaba la bruja, sudando frío.

- Lo sé, ya se alejan.- el gran monstruo calcinado, se desmoronaba y caía por el barranco hacia el agua otra vez y sólo las olas rompiendo con fuerza en las rocas se escuchaban.- ¡Guts! ¡He dicho que te calmes!

- ¡Sólo unos minutos lejos y ya los tenían acorralados! ¡Deben estar más alerta!- reprimía el mayor.- ¡Tienen magia, maldita sea!

- Tampoco te pases, ese monstruo era fuerte.- Bryn inspeccionaba a Casca por si se había hecho daño.

- ¡Te acabo de ver derrotarlo con sólo levantar tu mano, carajo!- la señalaba, poniéndose a la defensiva.

- ¿Todo lo que te he contado te ha entrado por un oído y salido por otro, o qué? ¿Quién crees que acabó con un ejército Tudor ella sola, mientras tú y tus hombres os ibais por ahí a jugar a las cartas con Zodd? Un monstruo controlado por humanos, sigue teniendo la fuerza de esos humanos. Son como hormigas para mí.

- Tú… ¿Qué eres?- preguntó Schierke, cansada.

- Un semidemonio.- se encogió de hombros.- Pero de los buenos… Bueno, la mayoría de veces.

- ¡¿Eh?!- soltaba la rubia, asustada, mientras Casca, se zafaba de su abrazo para ir junto a Bryn, como una mascota con dependencia.

- Vamos, volvamos a la cabaña, no pasará nada más si yo estoy con vosotros, al menos esta noche.- le ofreció la mano a la morena y ésta la agarró sonriente.- ¿Me dejas mirar tu peculiar armadura, Guts?

Legendary Lovers (Griffith × OC) [Berserk] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora