Capítulo. 4

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En cuanto mi madre repite mi nuevo nombre, Nick que esta de copiloto, comienza a reírse como un niño pequeño, a mi derecha Adam por una extraña razón sigue dormido. Me pregunto si dormirá por siempre o solo porque no se le ocurre nada mejor que hacer.

-Así que ya no eres Nathalie Ferrari, ahora eres Ariadne- mi hermano me mira y guiña un ojo- bonito nombre.

-Tú no puedes ser Nick para siempre- contesto enojada, porque mi hermano toma todo a broma.

-Creo que si serás otra persona, deberás empezar quitándote esas gafas- su comentario hace que recuerde que aun las llevo puestas, me las quito y las guardo en mi chaqueta nuevamente, la cual me quite cuando bajamos del avión, porque por una extraña razón hacia demasiado calor.

-Listo ¿feliz?- le pregunto.

Mi madre comienza a reírse, lo que hace que Nick la vea.

-Muchacho, ¡tú tampoco serás Nick!

El queda muy sorprendido y me voltea a ver, yo solo me encojo de hombros y decido prestar atención a lo que dirá mi madre.

-Olvídate de ser el señor Nicolo, como tienes dos nombres he decidió que te quedaras con Ian y nada más.

-¿Qué?- mi hermano grita, tal vez mi madre lo sabe de sobra. Pero Nick odia su primer nombre. Nombre que deberá utilizar de ahora en adelante. Eso se llama justicia.

En esta ocasión la que suelta a reírse soy yo. Vaya muchacho creía que seguiría siendo Nick.

-Y ¿qué hay del pequeño?- pregunta Nick algo ansioso.

-Tendrá un bonito nombre. No lo llamen Adam- nos pide.

¿Y cuál es su nuevo nombre?- pregunto, porque me da curiosidad saber que tan bonito puede ser.

-Se los diré una vez lleguemos a nuestra nueva casa.

No sé si a mi madre le gusta el misterio o simplemente quiere que Adam este despierto cuando de la noticia de los nombres. Claro que teniendo otro nombre, puede que ayude a que olvide mi vida genial que tenía. Aunque yo no quiero olvidarme de Dylan.

Veo por la venta y compruebo que hemos dejado atrás el hermoso paisaje y ahora hay muchas casas. Bueno era de esperar que yo me quedara recordando cosas y que el coche fuera más veloz.

Solo que al ver mi alrededor me doy cuenta que he estado aquí antes. Es uno de los lugares difíciles de olvidar y compruebo que hemos salido del país. Lo sé porque la hermana de mi madre, Nora, vive en otro país. Y recuerdo que ambas tienen una rara obsesión por vivir cerca del mar.

Yo no odio el mar, pero el que ellas lo amen hace obvia nuestra ubicación. Claro que papá es poco inteligente porque jamás ha buscado cerca del mar. Y bueno no es como que el mundo sea tan pequeño.

Dejamos el océano pacifico, para llegar a otro océano. Como en nuestra anterior casa, se perfectamente que no estábamos muy cerca del mar, pero lejos no nos queda.

Llegamos a una zona residencial, donde los policías le piden información a mi madre, y después de intercambiar unas palabras la dejan entrar. Recuerdo esta zona y bueno han pasado ya tres años de que mi tía y sus dos hijos se mudaron a este lugar.

No recuerdo su nombre, pero si recuerdo que es un lugar precioso. Un lugar con el que alguna vez pensé vivir, claro que eso había sido antes de empezar de solista.

-Vamos- nos dice mi madre, bajando del coche y sacando sus maletas, Adam sale corriendo y nimodo Nick debe llevarse ahora sus maletas.

Yo llevo las mías adentro de la casa y es igual a la de mis recuerdos, es de dos pisos, pero es enorme. Más grande que nuestra casa en California. 

Recuérdame, una vez másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora