Capítulo 23.

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Observo mi armario... ¿Qué estoy haciendo?

No he dejado de pensar en lo que me dijo Kurt, llevo toda la mañana preguntándome si debería o no ir a la cita. Aunque si no voy, seré la persona más grosera del mundo... y bueno Kurt fue amable. Incluso creo que no fue intencional el ignorarme.

Aunque también yo no soy la persona más educada cuando me lo topo, pero es que ese chico tiene algo intrigante, además de sus ojos.

Al final decido ponerme unos jeans, con una blusa verde de manga larga y tenis, nunca se sabe lo que puede pensar un chico como él.

-¿Vas a salir con alguien?- me pregunta Carol desde la puerta de la habitación.

Maldita sea, yo no soy así.

-¡Demonios Carol! No puedo estar enojada contigo- le digo mientras corro a abrazarla.

Ella acepta mi abrazo y nos quedamos un rato en silencio hasta que ella comienza a reírse como si acabara de contarle un chiste bastante bueno.

-¿Qué ocurre?- pregunto.

-¿Vas a salir con Kurt?- me pregunta, mirándome de arriba abajo y yo asiento. -Bueno creo que deberías usar otra cosa.

-¿Por qué?- pregunto asustada... ¿acaso llevo algo que no debo?

-Te ves aburrida- comienza a decir mi prima y antes de que siga yo la interrumpa.

-Solo voy a ir a saludarlo y regresare- ella me voltea a ver con una cara de "deja de bromear" y yo solo sonrío- Prometo que solo voy a hacer eso.

-Lo que tú digas.

Mi prima no me cree nada de lo que le digo, yo solo voy a hablar un poco con el pero en esta ocasión parece que lo que yo piense no es cierto.

Veo que faltan unos minutos para la hora indicada y decido irme lo más rápido posible de mi casa, me hago una coleta para que mi cabello corto caiga en una especie de pequeños risos. Y me coloco los lentes de una manera muy cuidadosa, sin olvidarme de tener mi aspecto de siempre.

En cuanto llego a la plaza me paro en seco, ¿Qué estoy haciendo? ¿En qué estoy pensando? Pero la verdad esas preguntas no hacen mucho efecto en mi mente, comienzo a caminar, son más de las 4 y necesito buscar a un muchacho alto y bronceado. Un muchacho de ojos ligeramente rasgados con una sonrisa dulce. Estoy buscando a alguien que solo he visto en momentos, a alguien a quien no le he dado la oportunidad de conocer. Llego a una fuente que es preciosa. El agua baila y regresa, es algo muy lindo y del otro lado de la fuente puedo ver en una banca a un muchacho sentado. Esta con la mirada baja y parece que está pensando.

Sin pensarlo dos veces, sigo caminando al borde de la fuente, mis pasos son lentos. Mis tenis tienen gotas de agua y estas se hacen más visibles con cada paso que doy.

Llego justo a una esquina de la banca donde está el muchacho, que está inmerso en un lugar diferente, que está pensando en cosas que son difíciles de alcanzar para mí.

-¿Hola?- intento saludar, pero la verdad soy tan torpe, que suena a pregunta.

El chico levanta la cabeza automáticamente, y sus ojos castaños caen en mí. No son pesados, no son incomodos. No son lo que pensé que serian. Sus ojos son profundos, me miran e intentan atravesarme y por muy raro que parezca yo intento dejarlo pasar una de mis capas de hierro, una de esas que hace que lo trate mal.

-Pensé que no vendrías- me dice en un susurro.

Yo le sonrío, intentando que el deje de verme con esa cara de "no creo que sea verdad"

Recuérdame, una vez másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora