¿Qué pasaría si el destino te hace una mala jugada?
¿Qué pasaría si tuvieras que dejar tu vida perfecta?
¿Qué pasaría si todo dependiera de escapar?
Nunca sabes lo que pasaría hasta que pasa. Yo pensaba tenerlo todo. Todo hasta que algo cambio un día.
Pienso en ello a diario, pero no debo culpar a nadie... bueno en realidad si. A mi padre. Si no fuera por el, ahora estaría en casa, probablemente hablando con Dylan o en el parque escribiendo canciones. Me imagino platicando con mi mejor amiga, olvidándonos de las clases y haciendo las tareas para ser las mejores de la clase a pesar de no haber entrado en ellas todos los días.
Los días pasan ahora de manera silenciosa, calmada. Pero es agobiante el hecho de no poder hacer nada, quiero gritar y destruir cosas, pero sé que no puede cambiar nada. Quiero salir corriendo y ver a donde llego, sin importar que tan desconocido pueda ser el lugar. Quiero ser libre, como un pajarillo emprendiendo el vuelo. Quiero todo aquello que no puedo.
Ahora... ahora solo estoy llegando a la escuela, bajándome del auto de mi tía y tomando de la mano a Adam, que ya no puedo llamar así porque está prohibido.
Una vez que él se despide de mí, voy directo a la escuela y a mi rutina acostumbrada de subir las escaleras. Como un robot. Llego hasta mi casillero y lo abro, busco en el los libros que necesito para hoy y que deje ayer... he estado pensando en tomar clases de música después de clases, el deporte no se me da muy bien así que la música es mi fuerte. Atrás de nuestra escuela, la famosa "u", se encuentra una biblioteca y el gimnasio. Claro que nunca he ido a ninguno de los dos. Pero Tavi me ha avisado que hoy, hay un partido MUY importante, y es obligatorio ir. Al menos para los de primer año.
Cierro mi casillero, produciendo un fuerte sonido, estoy dándome la vuelta cuando siento algo enfrente de mí.
Por mi mente pasan mil cosas, pero no estoy segura hasta que levanto la vista. Y genial, encuentro al chico de los sueños de todas. Menos de los míos.
-Hola, Ariadne- me saluda, recargándose en el casillero de a la lado y sonriendo de manera coqueta.
Maldito seas Kurt.
-Hola...- digo tratando de caminar, pero el impide que lo haga. Nuevamente lo vuelvo a maldecir.
-¿Me tienes miedo?- pregunta, haciendo una carita inocente que ya he visto antes.
-N...no- logro decir, y evito mirarlo a los ojos.
-Eso es genial, porque quería invitarte al partido.
La manera en que me dice aquello, es tan segura que puedo notar que ya he aceptado ir al partido, sin haber dicho nada. Yo lo volteo a ver para examinar su rosto. Y en efecto, tiene carita de niño pequeño, suplicando que vaya. ¡Que tramposo!
-¿Querías?- pregunto, tomándolo por sorpresa.
Aprovecho su titubeo para irme por el lado contrario. Ya han llegado varios estudiantes y todos nos voltean a ver. Y digo que voltean, porque Kurt ha decidido seguirme.
-Quiero- dice, tomándome del codo.
-¿Y si yo no quiero?- pregunto retándolo, él no sabe nada de mí y quiero que siga así.
-Aunque no quieras ir... es obligatorio- me recuerda, soltándome.
Yo solo sonrió, como diciendo que no tengo de otra.
-Yo jugare- me informa.
No me da tiempo decir nada, pues el señor popularidad desaparece de la misma forma en como llego.
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Recuérdame, una vez más
Romance¿Qué pasaría si el destino te hace una mala jugada? ¿Qué pasaría si tuvieras que dejar tu vida perfecta? ¿Qué pasaría si todo dependiera de escapar? Nunca sabes lo que pasaría hasta que pasa. Yo pensaba tenerlo todo. Todo hasta que todo cambio un dí...