Se observaba al espejo mientras acomodaba algunos de sus cabellos color oro en el lugar que consideraba perfecto.
Los nervios lo carcomían, pues sabía que si en aquella cena su madre notaba algo que no le gustase de Michael todo se arruinaría.
Escuchó el timbre de su casa, seguido del llamado de su madre para que bajase a la primera planta. Revisó su apariencia una última vez en aquel espejo para finalmente bajar las escaleras.
Ahí en uno de los sofá se encontraba el joven de cabello oscuro. Se acercó y éste le mostró una sonrisa.
—Tu madre es adorable— comentó mientras se levantaba de su lugar.
—¿Por qué lo dices?
—Duh, sólo porque es tu madre.
El rubio sonrió, observando al chico que cada vez se encontraba más cerca de su rostro. Cerró sus ojos, esperando un beso de su parte, pero éste desvió sus labios hasta su mejilla.
—No quiero que ella piense mal— dijo refiriéndose a la mujer que en ese momento se encontraba en la cocina, terminando la cena de esa noche. Luke se sonrojó.
—Al comedor, serviré la cena— comentó la ya mencionada con un recipiente humeante entre manos.
×
Habían pasado poco más de veinte minutos y la señora Hemmings seguía bombardeando en preguntas al joven coleccionista. Éste trataba de responder a todas ellas de la mejor manera posible.
Hubo un momento en el que a la mujer se le ocurrió comentar algo que de inmediato llamó la atención de Michael, incluso más que todo lo que anteriormente había dicho. —Leí en el periódico sobre un asesino que está rondando en la ciudad, así que será mejor que tengan cuidado en el lugar ese al que irán mañana— decía mientras observaba a ambos chicos en frente suyo.
«¿Por qué tendría que cuidarme de mí mismo?» pensó Michael de inmediato.
—Espera, espera— dijo el rubio. —¿Eso significa que me dejarás ir con Michael?— su bello rostro se iluminó en una sonrisa.
—Por supuesto, parece un buen chico— volteó a mirarlo, y éste sonrió.
«Qué ironía, parece que ésta mujer comenzó a cavar la tumba de su propio hijo»
—¡Gracias mamá!— el chico se levantó para abrazar a su madre y depositar algunos besos en sus mejillas. —¿Escuchaste eso Michael?— su entusiasmo podría notarse a kilómetros.
La cena concluyó unos minutos después, y la señora Hemmings subió a su habitación para dejarles algo de privacidad, no sin antes decirle al rubio que no tardase mucho en ir a dormir.
Comenzaron una pequeña charla sobre lo ocurrido aquella noche. Luke mencionó lo nervioso que había estado durante toda la cena, cosa que al coleccionista le pareció sumamente tierna.
Estuvieron a punto de darse un beso por fin, cuando el timbre de la casa los interrumpió.
—Disculpa, eh... debo abrir la puerta— dijo el rubio mientras se levantaba y se dirigía a la entrada del lugar.
Giró el pomo para encontrarse con la inesperada visita de Ashton.
El rizado sonreía de oreja a oreja -como usualmente- mientras agitaba su mano en señal de saludo. —Ashton, ¿qué te trae por aquí?— dijo el rubio algo nervioso.
—Bueno, mañana inaugurarán un parque de diversiones en la ciudad, y quería preguntarte si quisieras ir conmigo— sus mejillas se tiñieron de rojo al instante.
—Aceptaría con gusto Ash, pero, estaré fuera todo el fin de semana...— hizo una mueca con sus labios, mientras observaba al rizado.
—¿Por qu-
—¿Quién es, Luke?— de pronto Michael apareció por aquella puerta, interrumpiendo la conversación entre ambos chicos.
—Oh, veo que no estás solo— comentó mientras observaba al de cabellos negros, éste se mostraba desafiante, barriéndolo con la mirada.
—Precisamente con él me iré durante el fin de semana, por eso no podré, lo siento— dijo el rubio.
Michael sonrió malvado sin quitarle la mirada al rizado.
—Está bien Luke, em... ¿podría hablar contigo... a solas?
—Por supuesto... Michael, ¿te importaría esperar dentro?— apuntó el interior de su casa.
—No te preocupes, ve— le dijo mientras le echaba una ultima mirada al chico castaño.
El rubio cerró levemente la puerta principal mientras avanzaba unos pasos junto a Ashton. Michael aprovechó el pequeño espacio por donde podía observar a ambos chicos. Entonces se paró en ese lugar mientras prestaba atención.
De lo que hablaban no pudo escuchar una sola palabra, tan sólo podía ver cómo charlaban, al parecer de algo serio, ya que ninguno de los dos reía ni sonreía.
Su charla no duró por mucho, pues pudo ver cómo se despedían con un abrazo. Algo que le hizo comenzar a molestarse fue el hecho de que el rizado besara su mejilla con tal intimidad. Aquel trato que llevaban esos dos, definitivamente no era de simples amigos.
«Sí, despídete idiota, que es seguro que no lo vuelves a ver» pensó mientras mantenía su verde mirar sobre ese par.
Se alejó de la puerta para que el rubio no notara que lo había estado vigilando. Decidió no tocar el tema, ni siquiera preguntarle lo que había hablado porque, uno: eso no sería muy importante cuando ya estuviesen en la cabaña y dos: no le importaba en lo absoluto.
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|E y e s| •Muke•
FanfictionLo único que llegaba a importarle en ese chico, eran sus ojos. Advertencia: boyxboy + algo creepy