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-¡Mamá! ¡Por favor!- suplicaba el rubio mientras su madre cocinaba el almuerzo de esa fría mañana. Había pasado prácticamente quince minutos convenciendo a aquella mujer de que lo dejase ir a la dicha cabaña de Michael.

-Disculpa, pero yo no conozco a ese chico- despegó su mirada de la estufa para ponerla sobre su hijo durante un segundo.

-¡Es el mismo que me envió flores! ¿Ves? Entonces no puede ser malo...

-Pero no sé siquiera como luce Robert, necesito ver con qué clase de chico enviaré a mi hijo...

-¿Sabes? Pareces un padre celoso.

-Prácticamente lo soy, así que si no conozco antes a ese tal Michael, entonces no vas...

-Pero mam-

-Pero nada Luke, es una orden- dijo la mujer rubia mientras seguía concentrada en el almuerzo. -Así que lo invitas a la casa a cenar mañana, y ya veré si te permito esa salida...

El rubio rodó los ojos. -Bien.

×

El coleccionista leía con atención cada una de las notas del periódico en donde se informaba a detalle sobre sus víctimas. La hora en la que se habían encontrado todos y cada uno de sus cuerpos muertos, en qué condiciones, y hasta las declaraciones de sus familiares.

Algo que resultaba hilarante para el joven, era que en la mayoría de éstas se ponía: "Otro homicidio por parte del coleccionista" "El coleccionista hace de las suyas nuevamente" "Identidad de el coleccionista aún sigue siendo un misterio".

En realidad le gustaba aquel apodo.

Le encantaba ver como todos en la ciudad hablaban de él, cómo se preguntaban sobre quién era en realidad, y que incluso llegaran a temer por sus vidas.

Pero como ya se sabía, él sólo buscaba a los que poseían hermosos ojos. Nada más. Por lo tanto le causaba gracia que algunas personas procuraran cuidarse de él cuando no perdería el tiempo con cualquiera.

Disfrutaba de guardar aquellas notas del periódico porque eran como un recordatorio de lo perfectos que habían sido aquellos crímenes. Eran la prueba de las veces que había salido victorioso, libre de sospecha y obteniendo siempre lo que quería.

El tono de su teléfono móvil se hizo presente en aquel silencio sepulcral que inundaba el lugar, indicando que un mensaje había llegado.

Lo tomó entre sus manos, dejando de lado aquellos papeles arrugados que leía con atención. Sonrió de lado al ver lo que aquel rubio había puesto:

Mike! Le pedí permiso a mi madre para que me dejase ir contigo, y dijo que no, pero quiere conocerte, así que me dijo que te invitara a cenar mañana... ¿qué dices?"

Conocer a esa mujer sería interesante sin duda, es decir, cuando asesinara a su hijo le encantaría ver como se pregunta una y otra vez quién lo hizo, sin saber que el joven que lo pretendía es el mismo que acabó con su vida.

"No hay problema lindo, claro que quiero conocer a mi futura suegra" escribió en el mensaje como respuesta, soltando una leve risa.

"Entonces nos veremos a las 7:30 pm"

"Estoy ansioso por verte" respondió.

Mentira.

"Yo también Mike, te espero" y colocó un corazón.

Soltó una risa algo burlona luego de percatarse de las estupideces que escribía, y de las que le respondía el rubio, es decir, dicho joven actuaba como una adolescente enamorada todo el tiempo, y él sólo fingía.

Pero lo deseaba, y ya estaba a poco tiempo de terminar con todo esto.

|E y e s| •Muke• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora