2. Un paseíto por la ventisca.

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(21—12)— 3 días para Nochebuena.

Estaba al borde del colapso mental, y no es coña.

Todo en esa mañana te indicaría que iba a ser un día muy bonito, no había nubes en el cielo y el Sol resplandecía como en una mañana primaveral, pero dentro de mi cuerpo había una laguna negra que me estaba ahogando.

Literalmente, me estaba ahogando.

¡Ahh! Que pierdo el trabajo.

— ¡Tía tose! — escuché gritar a Susana cuando "de repente" me atraganté con el café.

Cuando por fin conseguí recuperar el aliento dejé la taza en el pollo de la cocina para ver que Susana había venido a la habitación corriendo, la que necesitaba aire más parecía ella, la verdad.

— ¿Qué te pasa hija? Casi te ahogas.

— Eso dilo por ti Sus, ¿desde cuándo no corres?

— No acostumbro a ver a mis amigos ahogarse con el café.

— Jajaja mira como me río — dije a la vez que me sacaba el dedo del medio.

Volví mi vista al móvil y la realidad que estaba viviendo me sacudió como una lavadora centrifugando.

Mierda, mierda, mierda.

— ¡Susanaa! Necesito tu ayuda — dije lloriqueando y agarrándome a su brazo cuando se sentó a mi lado —. Por favor.

— Haber — tomó mi móvil y leyó el mensaje, por la cara que puso parecía que me hubiera tocado la lotería—. Tía esto es maravilloso, por fin te quieren para una publicación.

Ups, se me olvidó.

Anoche la llamada misteriosa fue de mi jefe, que por cierto ignoré, y que esa mañana me había hecho levantarme con un correo que expresamente decía así:

Buenos días Leah,

Necesitamos el borrador de tu próximo trabajo para después de estas fiestas, esperamos además que comprenda de que si el libro no cumple nuestras expectativas tendremos que prescindir de usted.

Felices fiestas.

Feliz, una mierda.

Jajaja, menudos cabrones.

Haber, cuando dije que nunca había publicado nada no era del todo cierto, trabajé en cooperación con una editorial, pero por "temas privados" no había llegado a publicar más de un libro con ellos.

Que, por cierto, fue superventas en Amazon durante una semana, en la sección infantil. Trataba sobre un pato y un león que sorprendentemente se hacían mejores amigos.

Ahora me entenderéis porque veía esto como un mal sueño, sabían que soy una fracasada y querían prescindir de mí de la forma más "sutil" posible, ¿Qué iba a hacer ahora?

Línea para fracasados desesperados, ¿Qué necesita?

Tirarme de un puente, eso necesito.

Yo compro la cuerda.

— No sé porque ves esto como si hubiera ganado el Gordo Sus, no lo entiendes ¡quieren echarme! – me tiré al sofá y me envolví en una manta enfurruñada.

— Leah, esta es tu oportunidad para salir del fracaso — dijo mientras se sentaba a mi lado y comenzaba a acariciarme el pelo tal y como hacía cuando éramos pequeñas —. Confío en ti, lo sabes ¿verdad?

Asentí.

— Gracias, pero ¿Cómo demonios me invento una historia para antes de Nochebuena?, la gente solo quiere leer historias cliché sobre sexo y mafiosos, eso no es lo mío — murmuré y volví a enfurruñarme en el sofá esperando una respuesta cómo "tienes razón", "hazte stripper", pero en vez de eso – y muy a mi sorpresa – Susana va y me dice:

Soltera, ¿un año más?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora