Eso no suena nada bien, nada nada bien.
— Vale — musité.
— Bueno... ehm
Se le veía incomodo con la situación, muy incómodo de hecho, se revolvía el pelo cada dos por tres y se frotaba las sienes con desesperación.
— No es tu culpa — dije —. Digas lo que digas no es tu culpa, entiendes.
— Eso no lo sabes — dijo irónicamente.
— No, pero te conozco — dije más para mí que para él —. No te sientas forzado a decírmelo, hazlo cuando estés seguro.
— Gracias — susurró acercándose a mí para poder abrazarme —. No sé qué haría sin ti Leah.
— Seguir sirviendo cafés en una cafetería cutre de Madrid — vacilé.
— Oye — chitó enfadado —. Tu venías a esa cafetería antes de conocerme.
— ¿Y?
— Dices que es cutre, ¿por qué venías entonces? — dijo con una sonrisa pilla.
— Para tomar café, para que si no.
— Ajá.
— Ahora enserio, ¿para que iría?
— Para verme.
— Egocéntrico.
— Ya, pero te encanta.
Noté subir el color por mis mejillas, por muchas veces que él me hubiera hablado así nunca me acostumbraría, creo que nunca llegaría a acostumbrarme realmente a Peter, por mucho que quisiese hacerlo.
Como bien decía, pasamos de estar riendo por una de sus bromas a que él tornara de nuevo su cara seria para sentarse en la cama y apoyarse con los codos sobre sus muslos en señal de agotamiento.
Me dolía verlo así, no sabía qué hacer, era quizás la primera vez que vi a mi chico favorito tan triste y abatido.
Pero no iba a permitir que esto nos arruinara nuestras primeras vacaciones juntos.
— Ven vamos, disfrutemos el día — dije cogiéndole del brazo.
— Pero... — me contestó bastante desconfiado mirando hacia nuestras cosas —. Tendríamos que recoger e irnos mejor.
Puse un mohín y él terminó cediendo acompañándome al exterior de la casa, allí nos encontramos con Charlie y Evelyn que llegaban a casa bastante enfadados y sin rozarse el uno con el otro, fue cuando llegaron a escasos metros de nosotros que Charlie cayó en nuestra presencia y torció la boca simulando una sonrisa.
— Tenemos que hablar, Peter — dijo mirando por el rabillo del ojo a Teo y David que acababan de llegar. Peter se fijó en ellos y les señaló para que se fueran.
— Ahora no Charles, me voy con mi novia a pasar la tarde, si me disculpas — le contestó pasando por su lado sin mirarlo si quiera —. ¡Ah! Y no nos esperéis para dormir, nos vamos esta misma noche — y con eso terminó dejando a su madre bastante triste y a su padre bastante enfadado.
Subimos al coche donde por petición expresa de Peter también subieron David y Teo, él arrancó y empezó a conducir sin rumbo por diez minutos dejando una atmósfera de completo silencio.
— ¿Quieres decirme por qué les has dicho eso? — dije contrariada evitando mirarle a toda costa.
— ¿El qué? — contestó con indiferencia.
— Que nos vamos, hemos venido a que veas a tus padres ¿no?
Él frenó en seco, al principio me asusté pensando que estábamos en la carretera, pero realmente – y no sé ni cómo – habíamos llegado a un parking.
ESTÁS LEYENDO
Soltera, ¿un año más?
Ficção Adolescente#BiologíaNosotros (1 parte) Leah es una autora fracasada que año tras año debe soportar la carga social de ser la única soltera de su familia durante las fiestas. Sin añadir el hecho de que no consigue publicar una historia decente que le haga logra...