🖤🖤
—Que linda niña…
—¡No! No me toques, por favor. Basta ¡Detente!
—¡Ahhh! —Me levanto de golpe gritando, totalmente asustada y con el corazón latiendo a millón.
Miro ambos lados, percatándome que estoy en la actualidad. Miro mis manos que están temblando frenéticamente con asombro.
Es increíble cómo han pasado dos días sin poder dormir completamente. Noches llenas de pesadillas, gritos, recuerdos... Ya no sé a qué llamaba “gran progreso” si solo daba un paso y retrocedo cinco.
Trato de inhalar el aire que me falta en los pulmones para poder calmar mi corazón acelerado por el pavor de estar metida en ese cuarto de torturas cada miserable noche. Pero, no había tomado el total control de mi cuerpo cuando derrumban la puerta y me sobresalto dejándome peor de lo que estaba.
—¡¿Estas bien?! —pregunta el señor Mcgregor con una expresión bastante preocupada—. ¿Qué fue ese grito?
—Tuve… una pesadilla —respondo, aún sin controlar mis temblores.
—¿Una Pesadilla? ¿Segura?
—Sí, señor Frederick. Gracias —respondo, sin percatarme que lo había llamado por su nombre.
—Claro —acepta, no muy a gusto con mi repuesta.
Él se acerca a donde estoy y toma asiento sobre la cama. Luego, sin previo aviso, coloca su mano sobre mi hombro, alertando cada nervio de mi cuerpo y aparto su mano bruscamente.
—Eso me dice que no fué un sueño —asegura.
—Lo siento, pero estoy bien. Aun me quedan secuencias, pero estoy bien —aseguro con mi voz temblorosa.
Cuyas secuencia han quedado marcadas en mi piel como un tatuaje. Ya no sé cuántas veces he dicho mentiras sobre lo que siento y lo que me pasa en realidad. Quisiera con todas mis ganas decirle que me ayude, pero mi lengua no sabe articular las palabras correctas.
—¿Sabes a quien me conseguí ayer? —pregunta con una pequeña sonrisa.
—¿A quién?
—A tu psicóloga —responde—. Me preguntó por ti y cómo estabas, y yo le respondí que estabas muy bien. Ella se alegró y me dijo que si necesitabas algo, ella estaba a la orden.
—¿Quieres que vaya? —le pregunto, adivinando su indirecta muy directa.
—Estaría excelente que fueras para que duermas tranquila, pero ya eso es decisión tuya. —Él se levanta y se dirige a la puerta, pero antes de marcharse dice: —Y si vas a llamarme por mi nombre, al menos llámame Fred.
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Un Corazón Roto.
RandomTras diversos y horribles acontecimientos, Jihán quiere estar tranquila; sólo quiere sentirse en paz después de ese "suceso" del cuál nadie sabe a excepción de ella. Mientras todos piensan que ella mejora y que todo está bien, su mente le juega su...