🖤🖤
Llevo varias horas despierta por causa del insomnio. Son las 6:30 am y no he podido descansar, tengo en cuenta que debo prepararme para ir a la preparatoria, pero dejaré las horas pasar ya que no tengo ánimos de ir.
La habitación sigue oscura y fría, solo veo un pequeño destello atreves de las cortinas de la ventana y me quedo observando el techo de la habitación.
No tengo motivación para levantarme. No hay un propósito, no hay una razón. ¿Solo me queda vivir? No me parece bien sólo levantarse, comenzar el día y esperar a que termine y volver a comenzar otro sin un sentido.
Me levanto con un pinchazo en la cabeza, el cual me marea, me dirijo al baño para lavar mis dientes y tratar de desenredar mi cabello y lo dejo suelto como de costumbre. Vuelvo a ir a la cama para acostarme y volver a mirar la oscuridad.
Los Mcgregor de equivocan al pensar que la sociedad me cambiaría. Creo que mi pánico hacia las personas no está del todo mal: las personas te miente, te manipulan, y cuando confías en ellas pueden apuñalarte la espalda; además, nunca se sabe quién está detrás de las más amigables sonrisas. Aunque lo chicos muestren simpatía hacia mí, comprendo que lo hacen por lástima y no por voluntad o porque les caiga bien, su amistad es falsa.
Cierro mis ojos y me rindo ante este sentimiento. ¿Es necesario seguir con esta burla? ¿Es necesario seguir existiendo por existir y pensar que mañana será un nuevo día? ¿Es necesario?
Mientras más pasa el tiempo, más decepcionada estoy de mí misma y de lo monótona que es mi vida.
La puerta de mi habitación se abre y noto la silueta de Julieth acercarse a la ventana para abrir las cortinas, dejando entrar la luz bruscamente cegando mis ojos.
—Buenos días, bella durmiente —saluda y me arrebata las sabanas—. Irás tarde a la preparatoria.
—Me despertaste muy tarde, no me dará tiempo para arreglarme —me excuso.
—Claro que sí. Vamos levántate.
—No tengo razones para ir —respondo, siguiendo en el mismo lugar—. Es inútil que siga yendo.
—¿Por qué lo dices?
—Dime una razón por la cual ir —exijo.
—La etapa de la preparatoria es la más importante: harás amigos para un futuro, aprenderás lo básico para vivir y conseguir un trabajo, y al final, podrás ser feliz haciendo lo que te gusta.
—Lindo, pero falso —aseguro, y es mi turno de enumerar—. Los amigos nunca son para siempre, y menos los de la preparatoria ya que cuando vas a la universidad es muy poco probable que los veas y luego de eso se olvidan de ti; conseguir un trabajo para luego esclavizarte treinta años para esperar una jubilación, si la hay, y tratar de correr con la suerte de tener hijos que te quieran y que te mantengan hasta el día de tu muerte.
ESTÁS LEYENDO
Un Corazón Roto.
AléatoireTras diversos y horribles acontecimientos, Jihán quiere estar tranquila; sólo quiere sentirse en paz después de ese "suceso" del cuál nadie sabe a excepción de ella. Mientras todos piensan que ella mejora y que todo está bien, su mente le juega su...