🖤 Universo. 🖤

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Jihán, ¿puedo pasar? —escucho a Jonathan desde el otro lado de la puerta.

—Me estoy arreglando —respondo sin muchos ánimos.

¿Si irás? —pregunta con cierta emoción.

No tengo escapatoria; si digo que no, empezaran a preguntarme porqué. Suficiente tuve con decirle a Julieth que había tenido un día fabuloso y que sólo quería jugar con los sentimientos de Jonathan. Entonces, para evitar cualquier sermón digo:

—¡Claro! Tal vez, no sea tan malo —respondo con voz chillona, como la de sus amigas.

¡Me alegro mucho! —exclama—. Te espero en la sala de estar.

—Con gusto —murmullo de mala gana.

El día de hoy hay mucho calor, así que decido dejarme un top pequeño para que sólo cubra mis senos y cubrirme con una sudadera no tan gruesa. En el closet, busco cual sudadera colocarme hasta que hallo una de color gris claro que hace un increíble juego con mis jeans negros, pero al halarla me permite ver en el fondo del closet una caja de zapatos, la tomo para ver su contenido y es una sudadera negra y vieja.

    Al estirarla un poco, noto que tiene restos de una mancha oscura y pude reconocerla de inmediato. Es la sudadera que utilicé aquella noche y la mancha es mi sangre. Ya que era de una tela muy fina y buena, mamá la lavó para mí, pero nunca le pudo quitar la sangre por completo y no pude colocármela.

    La acerco hacia mi rostro y huele a polvo, pero aún tiene un aroma a jazmines que nadie se lo puede quitar, o tal vez es mi imaginación que lo compara. Recuerdo que esta sudadera era de mi hermano mayor, tuve que colocármela para huir y protegerme del frio… fue tan horrible y…

    Mi corazón palpita rápidamente al comenzar ver flashes de mi pasado y la dejo caer al suelo. Tomo aire para relajarme y ver que estoy bien. Me miro al espejo y toco la horrible cicatriz que tengo en el pecho desde esa noche.

   —¡Ey, Jihán, yo… —Aparece Arthur de repente abriendo la puerta de mi habitación.

    Quedo en shock por la sorpresa, ambos nos quedamos en silencio un momento y noto un leve sonrojo de su parte, luego recuerdo que lo único que tengo es un top ajustado y pequeño, y grito con todas mis fuerzas.

    —¡Sal de aquí, acosador! —grito.

    —¡Qué no soy acosador, niña! —responde.

Un Corazón Roto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora