in the parks ➵ ʙᴛs;; jjk [✔]

O17

En el enorme jardín, habían unos pocos invitados, los guió a la mesa donde la familia de la castaña se hallaba hablando entre risas. Cuando se acercaron todos se detuvieron para verlos, entonces JungKook notó una cara familiar.

—¿Nadjela? —preguntó sorprendido. La joven estaba de la misma forma— ¿Eres familia de JiSul?

—Yo no sé quien es.—respondió fríamente la aludida.

—¿Ya se conocen? —una simpática Nancy preguntó a su nuera y al muchacho, sujetó de los hombros a la americana para presentarla a su sobrina— JiSul, ella es Nadjela la prometida de Adam. Nadjela, esta es mi sobrina y su novio.

Ambas se estrecharon las manos pronunciando un: "Es un gusto." Aunque realmente no había mucha emoción, se sentarón en la larga mesa con algo de incomodidad en el ambiente, la mujer presentó al resto de su familia al chico quien con nervios aceptaba cada alago que las señora mayores le daban. Resultó que la charla que había tenido el otro día con su amiga estaba relacionada a la cita que tendría con JiSul, pensó que el mundo era bastante pequeño.

De todas formas, se alegro por ella al ser aceptada por la familia de su prometido. Adam permanecía serio, escuchando las palabras de su vanidoso padre, le insistía sobre qué hacer luego de la boda, sobre donde vivir y cómo formar una familia numerosa. Desde su lugar podía ver la expresión incomoda de la americana, nadie parecía preguntarle si quería tener hijos o vivir en Corea lo que le resta de vida allí. Por lo que le había dicho, solo planeaba estudiar.

Un apretón en su muslo lo hizo bajar la vista, JiSul lo llamaba.

—¿Hhm? —inquirió masticando su carne asada.

—¿De dónde la conoces? —un tono curioso pero al mismo tiempo receloso le hizo sonreír tras tragar la comida.

—Vive en mi mismo piso.—contestó— ¿Por qué? ¿Son celos acaso? —quiso bromear, susurrando aquellas palabras para no ser oídos por el resto.

—Tch. Sueñas. —prosiguo a comer de su ensalada sin calorías.

Al Jeon no podía resultarle más tierna cada una de sus expresiones, aparentando no tener sentimientos encontrados por vergüenza.

—Y dime, cariño. ¿Hace cuanto están? —la mujer con canas que había sido presentada como la madre de su 'novia' les hablo fijamente.

Giró a JiSul, sin saber que decir.

—Un par de meses, no hace mucho. —respondió, jugando con sus palillos en el tazón de la ensalada.

—¿Y cómo se conocieron? —insistió al preguntar.

—En la Clínica.—respondió con una forzada sonrisa.

Su Abuela, quien sabía la verdad, se mantuvo callada para no meter en tontos problemas a su nieva querida, la única que la visitan siempre que tenía un espacio libre. Era una buena chica a pesar de todo.

—¿A qué te dedicas, JungKook? —fue el turno de su padre para hablar.

El pelinegro tosió un poco atragantado con la carne por los nervios, la chica golpeó su espalda intentando ayudarlo a tomar aire. Ahora todos tenían sus miradas en ellos, le extendió un vaso de agua para que bebiera e intentara tomar la compostura. Sus padres fruncieron el ceño con insuficiencia.

A ella comenzaba a causarle pánico la situación.

—Y-Yo... sigo estudiando, pero trabajo en una producción, es de una cadena televisiva. Soy ayudante de cámaras. 

Su padre suspiró— YoonGi al menos era empresario. —había dicho.

Y eso, aunque JiSul quiso no darle importancia, le había jodido en lo más dentro de ella. Comparar a JungKook, un ser de luz, con su ex pareja, un hombre que la cambio más fácil que la ropa interior, hizo que llegara a su límite. Nunca nada sería suficiente para sus padres, jamás le daría tanto para hacerlos sentir orgullosos de su única hija.

Con fuerza golpeó sus palmas en la mesa y se levantó, las miradas fueron a ella sin creer como se comporta de un segundo a otro.

—¡¿Cuál es la necesidad de mencionarlo para rebajar a otra persona?!

—Te buscas a un niño que ni siquiera ha terminado la Univeridad, ¿Y esperas que no lo comparé con un empresario? ¡Nunca debiste dejar a Min YoonGi!

—¡Ese es mi jodido problema, padre! ¡Y Jungkook es mucho mejor que él! —enfurecida tomó de la mano al menor y lo hizo levantar para ya marcharse— ¡Bendiciones en su compromiso! —gritó a la pareja antes de marcharse, dejándolos consternados.

—Gracias... supongo.