Capitulo 26

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Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro. La imágenes no me pertenecen y los créditos van a sus creadores.

Suki nunca planeó que al salir huyendo de la aldea, se encontraría de frente con los hombres de Orochimaru. Ella tenía conocimientos ninjas, pero los tipos la superaron en número y por más que se resistió, no logró escapar.

Durante el trayecto permaneció inconsciente y cuando abrió los ojos, se encontró con un hombre de piel pálida, ojos amarillos, cabello lacio negro y lengua muy larga. Lo mas aterrador, era la siniestra sonrisa que le mostró hacia ella.

—Bienvenida... me dicen que es usted del clan Uchiha.

—Así es, yo sólo iba de paso a otra aldea, no pretendía molestar a nadie—trató de explicar que su clan estaría molesto si ella no regresaba, sin embargo, el extraño hombre sólo sonreía.

—El laboratorio B está listo Orochimaru-Sama—anunció un tipo que vestía bata de blanca de laboratorio.

—¿Orochimaru?—el terror de Suki aumento al escuchar el nombre del extraño tipo. No era tonta y sabía lo que le harían en ese "laboratorio"

—A sus órdenes—el científico le hizo una seña a unos asistentes para que se acercaran—Esperó que nos llevemos muy bien... ¡Llévensela!—la Uchiha comenzó a gritar y se resistió todo lo que pudo.

—Suéltenme... Noooo... ¡Maldita Hyuga!—Orochimaru escuchó lo último y sonrió seguro de saber a que Hyuga se refería.

—Una cosa más—Orochimaru se dirigió al científico encargado de los experimentos—hurguen en su momería, obtengan toda la información que tenga disponible y nos pueda servir en el asalto a Konoha—el sujeto asintió y se llevó a la fémina.

[...]

Mientras tanto, Kenzo veía a la hermosa dama que lo sostenía de la mano mientras corrían. Estaba tan confundido que tropezó cayendo de rodillas. Hinata lo levantó y lo colocó sobre su espalda, brincando sobre los tejados.

—¡Hina-chan! ¿Ya me recuerdas?—el niño aún no comprendía lo sucedido. Minutos atrás, él se encontraba fuera de la academia, cuando las alarmas de la aldea comenzaron a sonar, luego miró los ojos luna y lo siguiente fue correr.

—¡Te recuero! Recordé todo cariño y ahora te llevo a mi clan para que estés a salvo junto a mi familia y a Tenchi—respondió con una sonrisa.

—Mi padre y yo te extrañamos mucho y también a Tenchi—la morena sintió los pequeños brazos aferrandose a ella—Pero yo también puedo ayudar a defender la aldea, ya se hacer el jutsu de madera como mi padre, ademas, puede formar clones de sombras. Es mi deber como estudiante de la academia y futuro shinobi defender a nuestras familias—la morena sonrió. Había echado de menos al pequeño.

—Lo se cariño, yo se que eres muy fuerte, es por ese motivo que te llevo a mi clan ¿crees que puedas cuidar de Tenchi en mi ausencia?—debía persuadirlo de manera que se quedara tranquilo y no se expusiera a ser dañado por esos sujetos—¿Lo harías por mí?—para entonces, ya se hallaban en las puertas del complejo Hyuga y ella lo había bajado de su espalda.

—¿De verdad debo cuidar a Tenchi?—ella asintió—Entonces lo haré... protegeré a Tenchi con mi vida—Hinata se colocó a su altura y lo abrazó. Él era digno hijo del hombre que tanto admiraba y amaba.

—Gracias Kenzo-kun—ambos entraron en el complejo y se dirigieron a donde Hanabi se encargaba de los refugiados—¿Donde esta Tenchi?—en ese momento, apareció Chiyo con el niño en brazos. La morena lo cargo por unos momentos y lo apego a su pecho. Era normal sentir miedo y ella temía morir en batalla. De ser así, su hijo quedaría desamparado.

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