Capítulo 6

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Final de la noche.

Parte 4.

Hasta que comienzo a cantar la letra de la canción como si fuese un murmuró

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Hasta que comienzo a cantar la letra de la canción como si fuese un murmuró.

—Sabes que tienes cierto control sobre mí, ni siquiera se cual sea tú poder, estoy parado a unos mil pies, pero caigo cada que estás cerca, me enseñas una puerta abierta, después te pasas por esa misma y la cierras frente a mí, ya no se si pueda aguantar más, sé lo que estoy diciendo cariño, por favor, ten tantita piedad de mí —hice una pequeña pausa—. ¡Canten! —les grite—. porque no tienes cuidado con mi corazón, incluso aunque digas que no pretendes hacerme daño, no puedes parar de destrozarme, por favor, ¿puedes tener piedad? piedad para mi corazón, por favor, ¿puedes tener piedad?, piedad para mi corazón.

El humo vuelve a salir y me tomo el atrevimiento de inclinarme y recargarme sobre una de mis rodillas. Antes de hablar.

—California, ¿Cómo están? —les pregunté alegre—. Podría conducir por toda la ciudad, solo para poder estar junto a ti, bebé, mi corazón abierto, declarado, solo dime que no estoy loco — me levanté de mi asiento y camine por los alrededores del escenario—: ¡Griten más fuerte!

Fue un momento en cámara lenta, un giro y después de regreso al micrófono.

No te pido mucho solo que seas sincera conmigo,

Sabes que mi orgullo es todo lo que tengo.

Sé lo que estoy diciendo, por favor,

Ten tantita piedad de mí, por favor,

Porque no tienes cuidado con mi corazón,

Incluso aunque digas que no pretendes hacerme daño,

No puedes parar de destrozarme, por favor,

¿Puedes tener piedad?

Termine la canción entonando la última palabra en lo que se podría deducir ser la nota más alta que he llegado a vocalizar en toda mi carrera musical. Camine hacia atrás del escenario en donde se ubica el piano para que segundos después me volviese a sentar, colocar el micrófono en su base dónde se sostiene, pero mis dedos ya comienzan a tocar la melodía de la que viene siendo la última canción.

—California, una vez más, muchas gracias de todo corazón por recibirnos. Es maravilloso regresar al primer lugar que nos abrió sus puertas, es como una casa para nosotros y recibir tanto afecto de su parte es maravilloso casi sin palabras. De verdad muchas gracias —no, jamás me cansaré de agradecerles, por tanto.

Mi mirada viajó por todo el lugar nuevamente, esa estúpida sonrisa en mis labios se vuelve a formarse una vez más sin razón alguna. Es simplemente increíble todo lo que hemos logrado. Nuestros pequeños sueños que metimos dentro de una caja de cartón y a lo que le apostamos lo hemos conseguido en un abrir y cerrar de ojos.

La Última Canción ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora