Capítulo 64

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El aire comenzó a desplazarse con violencia, el calor incrementó a su alrededor, sus ojos volvieron a tintarse de un color ámbar resplandeciente mientras la técnica en su mano izquierda se hacía cada vez más poderosa, una de sus piernas se levantó y como si pisará una escalera invisible, ella comenzó a correr por el aire antes de simplemente saltar y comenzar a volar hacia el meteorito, su puño derecho brilló en una potente llama azul después de que llevará el refuerzo del chakra a su límite.

Su puño chocó con la gran roca, formando el inicio de un cráter en su superficie, un segundo después ella desactivo su técnica para volar, el Senpou: dai rasenringu perforó hasta llegar al centro del meteorito antes de crecer tanto como la propia roca e implosionar un segundo después, los oídos de todos los presentes vibraron por el abrumador sonido de la implosión, sin embargo, la chica no se relajó, no podía relajarse, girando sobre si misma volvió a pararse sobre el aire y miro desafiante el segundo meteorito que fue arrojado sobre ellos.

-Rasengan – ella exclamo, su mano derecha comenzando a arder por el excesivo flujo de chakra.

Volando una vez más hacia el gran proyectil, ella sobrecargo el rasengan, de esa manera, cuando lo impacto contra el meteoro tenía casi su mismo tamaño, su mano comenzó a sangrar por la presión ejercida sobre esta, pero ese clon se negó a disiparse, se rehusó a que la técnica se deshiciera y dejará a los shinobi debajo suyo a su suerte, con un grito que nadie supo si era de dolor o de fortalecimiento, forzó el avance del rasengan hasta que no pudo más y la esfera explotó por el desborde de poder.

Solo pudo ver como quedaban trozos de roca todavía se dirigían hacia todos los que estaban debajo suyo, su ceño se frunció, el chakra volvió a circular por todo su cuerpo después de que la original tomará completo control, las emociones del clon fueran las de la chica y las de la chica fueron las del clon, la mano dañada comenzó a regenerarse una vez más y sus pies tocaron la arena con la que Gaara quiso sujetarla para evitar su caída, sus manos realizaron un único sello manual antes de que su pecho se inflara.

Un segundo más tarde un incandescente fuego blanco salió de su boca e impacto con lo que quedaba de la roca, trozo a trozo esta se fue derritiendo, trozo a trozo esta se fue rompiendo, trozo a trozo ella fue brindando esperanza, su respiración era entre cortada y el chakra dentro suyo una vez más se encontraba al límite, pero vio con cierta calma como lo que quedaba de aquel último meteoro caían sin provocar víctimas, la arena la envolvió con cuidado y la acerco a Gaara, quien la ayudo a mantenerse de pie sin dejar de mirar a Madara.

-Quiero que todos retrocedan – ella pidió a pesar de que todavía seguía en un grave estado.

-No digas cosas sin sentido en este momento – Gaara regaño – si te dejamos sola...

-Soy solo un clon, puedo disiparme, pero todos ustedes son personas, si él lanza otros dos incluso si viene la original no puedo asegurar que todos salgan ilesos, por favor, no mueran en este combate, ganaran si logran regresar con las personas que aman y que los aman.

Parándose por su cuenta una vez más, cadenas de chakra brotaron de su espalda y volaron hacia el ataque mokuton que el Uchiha les había lanzado, a pesar de la diferencia de tamaño y número, las cadenas cortaron, rompieron y atravesaron la madera mientras protegían a todos los que hubieran podido resultar heridas, incluso cuando el ataque cesó, las cadenas siguieron ahí, flotando como si fueran entes vivos al acecho, esperando para ver que debían romper, que debían consumir y que chakra debían robar para dárselo a su dueña.

-Se los volveré a pedir una vez más – una renovada Naruko dijo caminando en medio de todos los shinobi – retrocedan, no quiero que nadie más muera en esta batalla.

Ahora es su historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora