Capítulo 66

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Uno por uno los ataques fueron realizados, el juubi quedó enterrado varios kilómetros, los shinobi de Iwa lanzaron un ataque de cemento que fue combinado con agua para que un momento después los ninja de Konoha lanzaron técnicas de fuego y secando el cemento, provocando que los movimientos del juubi fueran detenidos, en ese instante, ella, que había terminado de absorber energía natural corrió con toda su velocidad, una esfera negra con anillos en su mano izquierda, un rasenshuriken de viento siendo sostenido en su mano derecha.

No queriendo que nadie saliera lastimado, Naruko se lanzó sin pensar mucho en sus acciones, un segundo después, vio como la boca del juubi se abría, eso la hizo sonreír, sus dos ataques fueron lanzados al mismo tiempo, ambos pareciendo combinarse de una manera descontrolada cuando estuvieron cerca, la enorme bijuu-dama fue lanzada hacia ella a quemarropa, una cadena de chakra voló desde su espalda hasta arriba del agujero donde creo un simple rasengan, el cual la ayudo a deslizarse sobre la ráfaga de chakra.

-Ahí les va uno más – ella exclamo desde de hacer que el rasengan se convirtiera en un rasenshuriken.

Ella no espero que varios ataques más fueran lanzados con su último rasenshuriken, por un momento vio a los shinobi peleando como uno solo, los ataques fueron desviados por una cola que se zafo del cemento y que simplemente lo hizo volar todo por los aires, el juubi pronto se libero de la trampa en la que había sido puesto, ella se puso delante de la mayoría sacándolos del peligro con sus cadenas, en el proceso fue golpeada y su hombro izquierdo dislocado, a pesar del daño, volvió a pararse delante de todos, sus cadenas de chakra moviéndose como serpientes a la espera de algo que envolver, retener y absorber si era necesario.

- (Naruko) – Menma dijo en su mente mientras sentía los disparos del juubi – (está apuntando aquí)

- (¿No debería detenerlo entonces?) – ella pregunto alterada.

- (Tranquila, todo estará bien, solo concéntrate en Madara y Obito)

Los ojos de Menma se abrieron, el patrón del rinnegan brillo mientras se ponía de pie al tiempo que escuchaba a Ao diciendo que escucharan con calma, sus pasos no se detuvieron a pesar de ello.

-Shukaku, da una última orden, es hora de que salgamos del juego – Menma dijo haciendo que el Nara asintiera – pero tampoco piensen en que van a poder descansar, ninguno de ustedes morirá aquí.

Las miradas se centraron en él, vieron como sobre el edificio en el que se encontraban una gran barrera roja se formaba, Naruko solo vio con ojos abiertos la explosión, el modo sabio se desvaneció de ella por la sensación, no sentía nada proviniendo de esa dirección, como si todo hubiera quedado liso, llano, solo escuchó los latidos erráticos de su corazón mientras la respiración parecía faltarle, una mano fue puesta sobre su hombro, solo vio el rostro tranquilo de Fuu, no era capaz de sentir emociones negativas viniendo de ella.

-Él te dijo que todo estaría bien ¿verdad? – ella exclamo recibiendo un asentimiento – entonces confía en Menma.

Una de las colas del juubi que parecía ser una mano se disparo hacia ambas jinchuriki, hubo una rotación y un corte con una gran cuchilla de hielo, Haku y Hinata habían repelido el ataque, el chico quedando agotado por todo el chakra que tuvo que utilizar, no tuvieron tiempo para hablar, pues un instante después, estacas de madera fueron lanzadas hacia ellos desde las colas de la criatura, todo fue visto con lentitud por el ojo izquierdo de Naruko, la cual coloco una mano en el suelo.

El chakra de la chica se extendió por todo el lugar tan rápido como le fue posible, un segundo después, la rocas brotaron del suelo proporcionando un escudo a todos los que se encontraban luchando, su respiración se volvió agitada a causa de la falta de chakra, sus ojos se cerraron mientras permanecía agachada, la energía natural ingreso en su cuerpo como un mar llenando un rio, cuatro clones de sombra aparecieron, cada uno de ellos cargando dos rasenshuriken, los ocho ataques volaron hacia las demás colas mientras ella lanzaba el único que podía debido a su hombro dislocado.

Ahora es su historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora