Capítulo 10: Inapropiado

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Ignoró la forma intensa en que Jiang Cheng intentó seguirlo y continuar la discusión, pero Wei Ying se adelantó porque no quería escucharlo. Que su shidi idiota se hiciera cargo de cuidar de Manzanita mientras él iba a buscar a Jin Ling y a Sizhui. No podrían haber ido muy lejos, sólo eran un par de adolescentes. El mismo Wei Ying había sido un muchacho bastante rebelde en su juventud y sabía que ese tipo de sentimientos embravecidos eran problemáticos. Ahora Jin Ling podría encontrarse con la guardia baja y algún peligro lo acecharía fácilmente.

Wei Ying deseó estar equivocado pero no fue así. Su corazón se detuvo cuando vio a unos cuantos metros cómo su sobrino era arrastrado por un monstruo al mar.

—¡Jin Ling!

A pesar de su grito, la serpiente con rostro humano hundió al niño en el agua. Sabía que ese tipo de criaturas existían en el mar, un lugar amplio, infinito y lleno de peligros; no se podía comparar con las bestias que cazaban en los lagos de Yunmeng.

No dudó un segundo en lanzarse.

El agua fría y salada lo abrazó de una forma casi fúnebre. A pesar de tener otro cuerpo, Wei Ying no había olvidado cómo nadar. Él era uno de los mejores nadadores de su generación y esa reputación no la había obtenido de una forma casual. A pesar de la oscuridad dentro del mar, pudo distinguir la túnica dorada de Jin Ling y nadó hacia donde estaba, pero el monstruo parecía dispuesto a quedarse con él como una presa adyacente.

Wei Ying se movió rápido evitando que la piel venenosa de ese animal lo tocara y esquivó los fieros colmillos que quisieron enterrarse en su carne, pero se aproximó lo suficiente para sacar la espada de Jin Ling de su cintura. Estuvo seguro, por la expresión del monstruo, que debió haber sentido un gran dolor cuando cortó su piel de reptil con Suihua. Lo vio retorcerse de dolor sobre su infinita cola y aflojar su agarre sobre Jin Ling. Aprovechó ese momento para tomar a su sobrino y nadar hacia arriba.

Se colocó el brazo del niño alrededor de sus hombros y nadó hasta la superficie. En lo único que pensaba era en que Jin Ling sólo debía estar inconsciente porque no quería imaginar algo peor. No podría soportar que algo le pasara a ese chico.

Apenas sacó la cabeza del agua, respiró aire con locura. Podía aguantar bastante tiempo bajo el agua sin respirar, pero estuvo muy cerca de su límite.

—¡Mo qianbei!

Esa voz le dio esperanza y vio a Sizhui, quien voló hacia ellos con su espada y Wei Ying se apresuró a pasarle a Jin Ling junto con Suihua.

Antes de que ese chico pudiera ayudarlo a salir, Wei Ying sintió un toque gélido en su tobillo que lo arrastró de nuevo al fondo del agua y apenas alcanzó a retener algo de aire.

El monstruo regresó más enojado y lo apresó de la misma forma que a Jin Ling. Wei Ying sintió cómo ese cuerpo de serpiente se enroscaba alrededor de él apretándolo para sacarle hasta lo último de aire que tenía. La piel resbalosa del reptil le dañó rasgando su ropa, causándole heridas y quitándole sus fuerzas por el veneno que comenzó a traspasarse a su sangre, pero logró liberar sus manos a tiempo para sostener la cara femenina de esa criatura, la cual había sacado sus colmillos y estaba a punto de hincarlos en él.

Wei Ying sintió cómo sus brazos temblaban mientras intentaba retener a ese monstruo y evitar que esos dientes alcanzaran su piel para destrozarla. No podía morir allí, necesitaba idear algo rápido para escapar de esa criatura siniestra, pero su cuerpo parecía dispuesto a ceder a causa del veneno que esa serpiente le transmitió. Sabía que ese tipo de monstruos segregaban una sustancia somnífera que buscaba adormecer a sus presas cuando las atrapaban y Wei Ying sintió que su vista le comenzaba a fallar, pero se negó a cerrar los ojos.

Mil vainas de lotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora