Patito de hule

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Ningún jodido rincón vacío, la casa estaba repleta y por lo poco que recorrí, era gigante.

El Dj que había contratado Jin tocaba energéticamente, y la música retumbaba por todos lados.

Las personas disfrutaban del ambiente, algunos estaban haciendo los típicos juegos de fiesta, otros estaban fumando, otros bailando, Y juro que vi a unos follando en el pasillo anterior.

Estaba perdida.

En un solo parpadeo, todos desaparecieron, ya no escuchaba la risa escandalosa de Shuhua, ni los gritos exagerados de Jin, y tampoco las quejas sin sentido de Taehyung.

Decidí dejar de buscarlos cuando terminé empapada y con dolor de cuerpo, porque un grupo de imbéciles me empujó por error a la fuente de agua que se encontraba dentro de la casa.

¿Quién putas tiene una fuente de agua dentro de una casa?

Solamente los padres de Jisoo y Jin.

Un chico se acercó a mí, se disculpó y me ayudó a levantarme.

—¿Estas bien? —preguntó el chico castaño y de piel morena.

—Sí, solo un poco atorada —quejé.

Había porcelana y cristales por todos lados, y ni hablar de agua. Pero parecía que a nadie le importaba.

O estaban muy borrachos.

—Discúlpame, soy Kai —habló —déjame ayudarte —dijo dándome una mano y ayudándome a pararme.

—Sí, no te preocupes.

Imbécil.

—De verdad discúlpame, mis amigos y yo no nos fijamos y...

Lo dejé hablando solo, no me importaba.

Joder, estaba mojada.

Y no como quería.

Me alejé y me quedé en un pasillo, no quería moverme más, todo me daba vueltas, y esto era culpa del alcohol, ya que, durante mi búsqueda exhausta, abusé un poco de esta bebida.

—¡Lisa! —un grito me llamó — ¡Lisa, aquí!

Volteé a todos lados, pero no vi a nadie conocido. Parecía idiota.

—¡Lisa! —una chica con mejillas regordetas se acercó a mí.

Oh.

—¿Nayeon, cierto? —la reconocí.

La había conocido después de que finalizara el partido. Me la había presentado Jennie.

—Sí, te hemos perdido —dijo a duras penas. Estaba ebria —pensé que ya estabas con los demás, pero veo que no...

Ella tambaleaba, y apenas abría los ojos.

Estaba peor que yo, creo.

—Ven, sígueme —tomó mi brazo y caminamos por toda la multitud de gente.

¿Cómo? No tengo idea.

Mientras caminábamos, me di la tarea de contar las habitaciones de éste piso, perdí la cuenta. Y es que la casa era estúpidamente grande.

Y los padres de Jisoo y Jin eran estúpidamente ricos.

—Chicos, la he encontrado —anunció Nayeon cuando llegamos a la sala en donde estaban la mayoría.

—¡Vaya, hasta que apareces! —gritó Jisoo

—Los perdí por completo —expliqué —solo me despisté por un momento y ya nadie estaba.

Ella mienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora