Junkook se encontraba fuera de mi casa, habíamos quedado en irnos juntos esta vez a la escuela, sería el último día que lo vería, sería lindo pasarla juntos lo más que podamos.
Dos meses sin él, no sabría cómo sobrevivir a eso.
—¿Cómo dormiste? —preguntó, mientras yo abrochaba el cinturón de seguridad.
—Dormí excelente, como un bebé.
Junkook aceleró.
—Quedaste cansada —su mirada ahora era pícara.
Recordé todo, y mis mejillas ardieron.
Lo iba a extrañar.
Ya habíamos llegado a la universidad. Llegamos temprano, eran las siete en punto, y mi primera clase empezaba hasta las ocho quince, pero decidí levantarme antes porque Junkook entraba primero.
—Nos vemos, amor —se despidió dándome un ligero beso.
Acomodé mi gorro, metí mis manos por los bolsillos de mi chaqueta, y empecé a caminar por el estacionamiento, mientras que mis ojos seguían a Junkook.
Seúl aún estaba frio.
En verdad tenía cierta molestia por el hecho de que mi novio se iría, estaba triste, y un poco angustiada, sentía que esto sería un cambio significante y me asustaba.
Pero me sentía feliz por él, estaba dando pasos importantes para lograr sus sueños. Se lo merecía.
Me acerqué a la cafetería de la entrada principal de la universidad, tomaría un café, y me pondría a adelantar un par de tareas.
Entré al local y me senté en una de las mesas. No conocía muy bien este lugar, porque yo compraba en la cafetería que estaba cerca del edificio de medicina.
El ambiente hogareño me encantaba. Pero en estos momentos era seguro que aún estuviera cerrado.
Aunque aquí no estaba tan mal
Di un brinco, cuando unas manos frías cubrieron mis ojos, alcé las mías para palparlas, pero no adiviné. Los anillos helados tocaban mi piel, y esos dedos largos y finos era desconocidos.
¿Era Nayeon?
Pero ella no usaba anillos.
Sentí un calor por mi cuello, y su respiración chocaba en mi nuca.
—¿Me extrañaste? —susurró.
Su voz ronca hizo que mi piel se erizara.
—¿Sigues borracha, acaso?
—Quizá...
Quitó sus manos de mis ojos y caminó hasta quedar del otro lado de la mesita, frente a mí.
—Buenos días, dumpling —saludó juguetona, mostrando una sonrisa linda y encantadora.
—Buenos días, Manoban —respondí con el mismo tono.
—¿No deberías estar en clase con Jichu? —preguntó mientras tomaba asiento.
—Esa clase no la compartimos —expliqué —Te ves cansada, pensé que no vendrías las primeras horas.
Estaba hecha un asco.
—Taehyung nos obligó a venir —refunfuñó, haciendo un puchero —parece un padre enojón —siguió protestando haciendo un ademán con las manos.—. ¡Anda, ve y dile que no!
—Te creo, es algo terco —le di la razón, conocía a Taehyung, y era casi imposible darle un "no" como respuesta —. ¿Entonces porque no estás tú en clase?
ESTÁS LEYENDO
Ella miente
FanfictionUna nueva e inquietante chica llega a la ciudad, y el corazón de Jennie Kim es enredado. Después de un largo tiempo, Lalisa regresa a Seúl, Corea, a causa de conflictos más allá de su poder. "Lalisa, no lo hagas, por favor" Lo siento.