Alicia, me llamo Alicia y siempre me he considerado alguien bastante fácil de tratar, he de reconocer que a lo largo de mi vida he tenido mis épocas más complicadas, como todos y todas las que os encontráis leyendo esto, supongo. Y es que la adolescencia es una época llena de emociones que, aunque dolorosas, necesarias para encontrarse a uno mismo, y, he de reconocer lo bien que lo hizo conmigo.
A día de hoy, y gracias a ella, me considero feliz, conseguí independizarme a los 21 años y actualmente vivo en un acogedor apartamento en pleno centro de Madrid acompañada de la persona más maravillosa del mundo.
Hubo un tiempo en el que jamás me habría imaginado viviendo así, enamorada y dispuesta a pasar el resto de mis días de la mano de una chica. Si, ya se que suena un tanto retrógrado por mi parte pero para mí las parejas homosexuales eran una de las cosas más antinaturales del mundo, pero, antes de que empecéis a abuchear el pensamiento de la Alicia de hace unos años, dejadme contaros mi historia y, cómo mi evolución personal, me permitió dejar atrás todos esos prejuicios que tenía sobre el amor para así convertirme en quién soy ahora, porque, lejos de ser fácil, aceptar mi orientación sexual para mi fue una de las cosas más difíciles que he tenido que hacer.
Dejadme poneros en contexto, imaginaros vivir rodeados de personas que desde siempre te han impuesto su pensamiento, te han incitado a no tener criterio propio y a aceptar todo lo que ellos dicen como verdad absoluta. Mis padres nunca tuvieron ninguna mala intención hacia mi, se que me querían mucho, sin embargo ellos tenían unos pensamientos más convencionales de principios del siglo XX que del XXI.
Esto por supuesto tuvo gran repercusión en mi persona, ellos eran personas bastante de derechas (según lo llaman), para ellos todo eso del feminismo, la homosexualidad y el ateísmo no eran más que patrañas que se había inventado la gente ante la necesidad de quejarse por algo. Yo era hija única y con una personalidad muy débil, era fácil de manipular . Y, claro, que tus referentes no hagan más que insultar, criticar y rechazar este tipo de movimientos no hizo más que influenciar a una pequeña Alicia que, a la pronta edad de 6 años ya pensaba que la homosexualidad era una enfermedad que debía ser curada y sacaba la lengua del asco al ver una pareja de chicos besarse en la calle, imitando a mis progenitores.
Lo se, lo se, es increíble lo que cambia la gente, y lo horrible que era mi mentalidad en aquel entonces, pero, es difícil nadar a contracorriente cuando todo tu entorno tira con fuerza. Al final no era más que una ideología inculcada, nunca llegué a sentir esos pensamientos como míos pero, para que me diese cuenta hizo falta tiempo, tiempo y amor, enamorarme.
Paso entonces, a contaros cómo procedieron los acontecimientos que me hicieron ser quién soy ahora.
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Buenas buenaaaaas, espero que os guste esta historia, la hago con todo mi corazón y, tengo intención de tratar temas bastante controversiales y complejos, veremos como se desarrolla todo.
Solo os pido que tengáis paciencia con Alicia, al principio va a ser un personaje complicado de llevar o incluso de coger cariño, espero que eso cambie con el tiempo. Sin más dilación os invito a continuar leyendo esta historia.

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Como si fuera pecado
Teen FictionImagina que todo lo que siempre has rechazado se vuelva parte de tu realidad mas absoluta. El amor es una de las mejores razones para dar un drástico cambio en tu vida y, una de las menos buscadas. El amor no se elige, el amor llega y te rompe todos...