𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟏𝟑

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El castigo de Harry

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── 𝕬𝖖𝖚𝖊𝖑𝖑𝖆 𝖓𝖔𝖈𝖍𝖊, 𝖑𝖆 𝖈𝖊𝖓𝖆 𝖊𝖓 𝖊𝖑 𝕲𝖗𝖆𝖓 𝕮𝖔𝖒𝖊𝖉𝖔𝖗 no fue una experiencia agradable para Harry. La noticia de su enfrentamiento a gritos con la profesora Umbridge se había extendido a una velocidad increíble, incluso para Hogwarts. Mientras comía, sentado entre Ron y Sol, Harry oía cuchicheos a su alrededor. Lo más curioso era que a ninguno de los que susurraban parecía importarle que Harry se enterara de lo que estaban diciendo de él. Más bien al contrario: era como si estuvieran deseando que se enfadara y se pusiera a gritar otra vez, para poder escuchar su historia directamente.

-Dice que vio cómo asesinaban a Cedric Diggory...

-Asegura que se batieron en duelo con Quien-tú-sabes...

-Anda ya...

-¿Nos toma por idiotas?

-Yo no me creo nada...

-Lo que no entiendo -comentó Harry con voz trémula, dejando el cuchillo y el tenedor, pues le temblaban demasiado las manos para sujetarlos con firmeza- es por qué todos creyeron la historia hace dos meses, cuando se la contó Dumbledore...

-Verás, Harry, no estoy tan segura de que la creyeran -replicó Hermione con desánimo-. ¡Vamos, larguémonos de aquí!

Ella dejó también sus cubiertos sobre la mesa; Ron, apenado, echó un último vistazo a la tarta de manzana que no se había terminado y los siguió, Sol por lo consiguiente, miró a la mesa de Hufflepuff esperando ver a Ernie, sin éxito, suspiró y los siguió de ultima. Los demás alumnos no les quitaron el ojo de encima hasta que salieron del comedor.

-¿Qué quieres decir con eso de que no estás segura de que creyeran a Dumbledore? -le preguntó Harry a Hermione cuando llegaron al rellano del primer piso.

-Mira, tú no entiendes cómo se vivió eso aquí -intentó explicar Hermione-. Bueno... de seguro Sol tampoco lo entiende... -Sol asintió y la animó a seguir- Aparecieron en medio del jardín con el cadáver de Cedric en brazos... Ninguno de nosotros había visto lo que había ocurrido en el laberinto... No teníamos más pruebas que la palabra de Dumbledore de que Quien-tú-sabes había regresado, había matado a Cedric y había peleado con ustedes.

-¡Es la verdad!

-Ya lo sé, Harry, así que, por favor, deja de echarme la bronca -dijo Hermione cansinamente-. Lo que pasa es que la gente se marchó a casa de vacaciones antes de que pudiera asimilar la verdad, y ha estado dos meses leyendo que tú estás chiflado y que Dumbledore chochea.

La lluvia golpeaba los cristales de las ventanas mientras ellos avanzaban por los desiertos pasillos hacia la torre de Gryffindor. Harry tenía la impresión de que su primer día había durado una semana, pero todavía debía hacer una montaña de deberes antes de acostarse. Empezaba a notar un dolor débil y pulsante sobre el ojo derecho. Cuando entraron en el pasillo de la Señora Gorda, miró por una de las mojadas ventanas y contempló los oscuros jardines. Seguía sin haber luz en la cabaña de Hagrid. -¡Mimbulus mimbletonia! -dijo Sol antes de que la Señora Gorda tuviera ocasión de pedirles la contraseña. El retrato se abrió, dejó ver la abertura que había detrás, y los cuatro se metieron por ella.

La sala común estaba casi vacía; la mayoría seguía abajo, cenando. Crookshanks, que descansaba enroscado en una butaca, se levantó y fue a recibirlos ronroneando, y cuando Harry, Ron, Hermione y Sol se sentaron en sus tres butacas favoritas junto al fuego, saltó con agilidad al regazo de su dueña y se acurrucó allí como si fuera un peludo cojín de color rojo anaranjado. Harry, agotado, se quedó contemplando las llamas.

𝑮𝒓𝒚𝒇𝒇𝒊𝒏𝒅𝒐𝒓 ² [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora