𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟑𝟓

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Detrás del velo

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𝑯𝒂𝒓𝒓𝒚 𝑷𝒐𝒕𝒕𝒆𝒓

── 𝕷𝖔𝖘 𝖗𝖔𝖉𝖊𝖆𝖗𝖔𝖓 𝖚𝖓𝖆𝖘 𝖘𝖎𝖑𝖚𝖊𝖙𝖆𝖘 𝖓𝖊𝖌𝖗𝖆𝖘 𝖘𝖆𝖑𝖎𝖉𝖆𝖘 𝖉𝖊 𝖑𝖆 𝖓𝖆𝖉𝖆, 𝖖𝖚𝖊 𝖑𝖊𝖘 𝖈𝖊𝖗𝖗𝖆𝖗𝖔𝖓 𝖊𝖑 𝖕𝖆𝖘𝖔 𝖆 𝖉𝖊𝖗𝖊𝖈𝖍𝖆 𝖊 𝖎𝖟𝖖𝖚𝖎𝖊𝖗𝖉𝖆; 𝖛𝖆𝖗𝖎𝖔𝖘 pares de ojos brillaban detrás de las rendijas de unas máscaras, y una docena de varitas encendidas les apuntaban directamente al corazón; Ginny soltó un grito de horror.

—Dame eso, Potter —repitió la voz de Lucius Malfoy, que había estirado un brazo con la palma de la mano hacia arriba. Harry notó un espantoso vacío en el estómago. Estaban atrapados, y los doblaban en número—. Dame eso —dijo Malfoy una vez más.

—¿Dónde está Sirius? —preguntó Harry.

Varios mortífagos rieron; una áspera voz de mujer surgió de entre las oscuras figuras, hacia la izquierda de Harry, y sentenció con tono triunfante:

—¡El Señor Tenebroso nunca se equivoca!

—No, nunca —apostilló Malfoy con voz queda—. Y ahora, entrégame la profecía, Potter.

—¡Quiero saber dónde está Sirius!

—«¡Quiero saber dónde está Sirius!» —se burló la mujer que estaba a su izquierda. Ella y el resto de los mortífagos se habían acercado más a Harry y a sus amigos, de los que ahora sólo los separaban unos palmos, y la luz de sus varitas deslumbraba a Harry.

—Sé que lo han capturado —afirmó él tratando de no hacer caso de la creciente sensación de pánico que notaba en el pecho, el terror que había estado combatiendo desde que habían puesto un pie en el pasillo de la estantería número noventa y siete—. Está aquí. Sé que está aquí.

—El bebé se ha despertado asustado y ha confundido el sueño con la realidad —dijo la mujer imitando la voz de un niño pequeño. Harry notó que Soleil, que estaba a su lado, se movía.

—No hagas nada —murmuró Harry—. Todavía no...

La mujer que lo había imitado soltó una ruidosa carcajada.

—¿Lo han oído? ¿Lo han oído? ¡Está dando instrucciones a los otros niños, como si pensara atacarnos!

—¡Ah, tú no conoces a Potter tan bien como yo, Bellatrix! —exclamó Malfoy quedamente—. Tiene complejo de héroe; el Señor Tenebroso ya lo sabe. Y ahora dame la profecía, Potter.

—Sé que Sirius está aquí —insistió Harry pese a que el pánico le oprimía el pecho y le costaba respirar —. ¡Sé que lo han secuestrado!

Unos cuantos mortífagos volvieron a reír, aunque la mujer fue la que rió más fuerte.

—Ya va siendo hora de que aprendas a distinguir la vida de los sueños, Potter —dijo Malfoy—. Dame la profecía inmediatamente, o empezaremos a usar las varitas.

—Adelante —lo retó Harry, y levantó su varita mágica hasta la altura del pecho.

En cuanto lo hizo, las seis varitas de Soleil, Ron, Hermione, Neville, Ginny y Luna se alzaron a su alrededor. El nudo que Harry notaba en el estómago se apretó aún más. Si de verdad Sirius no estaba allí, habría conducido a sus amigos a la muerte para nada... Pero los mortífagos no atacaron.

𝑮𝒓𝒚𝒇𝒇𝒊𝒏𝒅𝒐𝒓 ² [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora