𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟐

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El número 12 de Grimmauld Place

El número 12 de Grimmauld Place

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── 𝕷𝖆 𝖈𝖚𝖆𝖗𝖙𝖆 𝖓𝖔𝖈𝖍𝖊 𝖉𝖊𝖘𝖕𝖚𝖊́𝖘 de la visita del funcionario del Ministerio, Sol estaba tendida en la cama, en una de sus fases de apatía, contemplando el techo. Tenía la exhausta mente casi en blanco cuando su madre entró en la habitación. Sol giró despacio la cabeza y la miró.

—Salimos, Sol —anunció.

—¿Cómo dices, mamá?

—Que nosotros, vamos a salir.

—¿Nosotros?

—Están esperándonos.

—¿Quién...?

—Ten listo tú baúl, y baja cuando estés lista, cariño, te lo explicaré abajo.

Salió de la habitación y cerró la puerta.

Sol se levantó bruscamente, empezó a recoger libros y los metió muy deprisa en su baúl, ropa, telescopio y balanza. Se cambió de ropa con lo primero que encontró, aunque le pareció que los calcetines que se había puesto estaban disparejos y uno de ellos estaba sucio. Bajó a rastras con él baúl y la jaula de Farrah.

Al llegar casi hasta la mitad de la escalera su baúl se elevó unos cuantos centímetros y bajo por las escaleras.

—Sí, entiendo lo que quieres decir Pamela—terció un mago negro y calvo que estaba al fondo; tenía una voz grave y pausada y llevaba un arete de oro en la oreja—. Es idéntica a Isabella.

—Baja deprisa, muchacha, a ver si logramos alcanzar a los demás—dijo una voz queda y gruñona.

El corazón de Sol latía con violencia. Conocía aquella voz, pero no cedió a dar un paso.

Ojoloco Moody, que tenía el cabello largo y entrecano y al que le faltaba un trozo de nariz. Un ojo era pequeño, oscuro y brillante como un abalorio; el otro era grande, redondo y de color azul eléctrico: el ojo mágico que podía ver a través de las paredes, de las puertas y lo que hubiera detrás del mismo Moody.

—¿Profesor Moody? —preguntó con tono inseguro.

—No sé si debes llamarme «profesor» —gruñó la voz—; nunca llegué a enseñar gran cosa, ¿no? Baja, queremos verte bien.

Sol dio solo movimiento hacia delante, y se quedó de pie al filo del escalón. Tenía motivos de sobra para desconfiar. Hacía poco que había convivido durante nueve meses con quien ella creía que era Ojoloco Moody, para luego enterarse de que no era Moody, sino un impostor; un impostor que, además, previamente a que lo desenmascararan, había intentado matar a Harry y a Sol. Pero antes de que la muchacha pudiera tomar una decisión sobre qué debía hacer, otra voz una suave la sacó de su ensimismamiento.

𝑮𝒓𝒚𝒇𝒇𝒊𝒏𝒅𝒐𝒓 ² [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora