Los Variopintos

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Sharik llevaba a Salvia a cuestas sobre su espalda, la araña se movía excepcionalmente a pesar de estar ocupando cuatro brazos con la mantis mientras que con uno arrastraba su mandoble y con las extremidades restantes avanzaba hasta su campamento en medio de un desmonte apresurado por el repentino asalto que sufrieron minutos atrás.

Malvin movía apresurado a todo el mundo pegando gritos y brincos más efusivos que nunca antes.

—Malvin— Llamó Dimir —¿Y las hormigas?—

—Atadas, termina rápido con lo que vayas a hacer y provoques más problemas de los que ya has causado— Respondió el pulgón.

Con el mismo hilo con el que habían sido envueltas las alas de la polilla café estaban atados los únicos supervivientes del asalto, dos hormigas raso y su líder de patrulla. Sharik se acercó a ellos junto con dimir.

La primera sonrió ampliamente al verlas atadas —Les dije que conservar ese hilo sería útil, sabio camello Sharik una vez más has demostrado tu mente superior— Se pavoneó la araña.

Dimir apuntó su alabarda a las hormigas, las dos soldados pequeñas se exaltaron del miedo, pero su líder permaneció callado y solo miró a Dimir con una débil sonrisa. —Jeje je— Rió con voz ronca —Polilla, si crees que conseguirás algo amenazandonos no lo conseguirás, incluso estos dos cobardes de aquí, la lealtad ante nuestras diosa no tiene precio.

—¿Seguro? Yo diría que su vida es un precio demasiado alto solo por unas migas de información

—Lo que sea.— La hormiga miró a la polilla de forma desafiante —No importa si decides matarnos, incluso si nos liberamos nosotros mismos acabaremos nuestras vidas en estas mismas arenas, no debemos molestar a la diosa con nuestro horroroso fracaso.

—Ya hablaste suficiente— Dijo la polilla blanca dejando caer su alabarda sobre la cabeza de la hormiga, fue una muerte instantánea, las otras dos hormigas la miraron y gritaron con miedo. —¿Y ustedes tampoco hablarán?

Dimir esperaba que esto causara pánico en las hormigas y las persuadiera de seguir guardando silencio, después de todo eso era lo que hacían todos los cobardes cuando veían su vida en amenaza. Entonces miró incrédula como los dos subordinados asustadizos se ponían serios ante ella de un momento a otro.

—No hay forma polilla, no diremos nada— Dijo una hormiga siendo secuenciado por la otra —¡Nuestra diosa Reina jamás será traicionada por ninguna hormiga.

—Pfff Tonterías...— Bufo con rabia Kyros viendo todo desde un rincón.

Uno de los prisioneros se dio cuenta de su presencia —Un hermano que todavía no encuentra el camino. ¡No hay lugar al que esconderse, la gran diosa conquistó una vez este desierto en solo cuestión de semanas, volverá hacerlo y las hormigas volveremos a tomar nuestro lugar en la cima como dueñas del resto!

—Suficiente— Gritó dimir enfurecida —Me dirán que quiere ella con nosotros o no habrá mañana para que puedan ver a su diosa.

El escándalo de la voz de Dimir despertó a la somnolienta oruga quien salió de su bolso gorgoteando y buscando atención.

—Oh Ade querida, perdón te desperté— La polilla acarició la cabeza de la oruga con suavidad, está entusiasta desesperadamente busco que esa cálida mano se quedara sobre ella un rato más —No querida debo terminar con esto antes de poder mimarte...

—Oh demonio blanco disfruta de tu pequeña mascota por ahora— Dijo una de las hormigas con burla y una borboteante malicia —Ella también será convertida en comida para nuestras larvas en cuanto nuestra diosa pueda poner las manos sobre vuestro grupo.

Los Dos LordsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora