Primer Tormenta

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Espacio publicitario para la canción que inspiró este capítulo
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Fuertes vientos elevaban espantosas montañas de arena, más grandes que cualquier otra que Salvia hubiera visto.

Cuando algo así pasaba rápidamente iría a resguardarse en los anillos interiores del tronco de su tribu, pero ahora a la intemperie su única salvación parecía ser acudir a la protección del carruaje de Malvin. Pero incomprensiblemente para ella incluso en aquella situación Malvin no dejaría que nadie entrara dentro de su carruaje.

—Malvin no seas tonto ¡Debemos refugiarnos dentro hasta que pase esta tormenta!

—¡Ni hablar! Nadie entra y no voy a discutir sobre esto Mantis— Declaró Malvin. El pulgón se quitó de encima todos los adornos de su traje, arrojándolos sin cuidado por la puerta pequeña de su carruaje, luego colocó sobre su distinguido atuendo una túnica oscura y un pañuelo. Probablemente la primera vez que Salvia lo veía con un atuendo modesto.

Pero no era el único, a su alrededor los demás miembros de la caravana hacían lo mismo. Incluso el vanidoso de Vyne no tuvo otra opción que quitarse su elegante túnica, guardarla en una caja sobre el techo de la caravana y ponerse una túnica harapienta y una bufanda con la que tapar todo su rostro.

Malvin dio un salto sobre el tablero frontal de su carruaje —Sharik, Kyros, Al frente. ¡Cruzar esa tormenta!— Dio la orden sacando a Salvia una desagradable mueca de miedo y sorpresa.

—¿Qué haces? ¡Eso es un suicidio!.

—A más rápido nos libremos de la tormenta menos daño sufriremos. Y no será posible si nos quedamos quietos o corremos en dirección opuesta—Dijo el pulgón con firmeza, era una locura, había perdido completamente el juicio. Salvia volteó a ver al resto en busca de una esperanza que pusiera en sitio al pulgón, pero no encontró ninguna, y en desánimo ellos la miraban con resiliencia.

—Malvin temo que tenemos otro problema— Interrumpió Dimir en la discusión —Ni la Mantis ni la polilla tienen turbantes ni capas para protegerse de la arena.

—Diablos— Exclamó Malvin —La polilla puede protegerse con su pelaje pero tu— Voltea a ver a Salvia, su gesto pasó de una leve inquietud a una súbita muestra de desasosiego. —No importa, aférrate a la parte trasera del carruaje y aguanta ahí.

—¡Me vas a dejar a mi suerte! ¿Así no más?— Gritó indignada Salvia.

—Las Mantis son fuertes y resistentes ¿no?. Estarás perfectamente bien. —Le dio la espalda a todos y se fue a sentar directamente al frente de la caravana para guiar a sus dos conductores.

—Ugg— Refunfuñó, maldito pulgón, usando la naturaleza de las Mantis en su contra, podría quejarse pero eso sería equivalente a humillarse como Mantis y a aceptar una derrota directa. Como lo detestaba a él y a esa para nada disimulada sonrisa burlesca debajo de su capucha.

—Todos preparados, será un viaje movido— Dijo Malvin anunciado la partida del grupo.

Dimir guardó con cuidado a su preciada larva dentro de su bolso, y luego con disimulo metió un par de galletas sobre esta. Vyne y Octavio se aferraron con fuerza al techo. Malvin ataba una cuerda gruesa alrededor de toda la caravana y luego se metió en ella para estar firmemente pegado a su asiento. Kyros insultaba en silencio a todos los dioses que lo llevaron a ese punto y Sharik recitaba algo de poesía para calmarse.

—Cuando la tormenta de arena haya pasado, tu no comprenderás cómo has logrado cruzarla con vida. ¡No! Ni siquiera estarás segura de que la tormenta haya cesado de verdad. Pero una cosa si quedara clara. Y es que la criatura que surja de la tormenta no será la misma criatura que penetró en ella. Y ahí escriba el significado de la tormenta de arena.

Los Dos LordsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora