13: Jerarquización

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Gritos. Llanto. Espadas chocando contra lanzas. Flechas traspasando los corazones de los intrusos. Las pequeñas criaturas huyendo con sus madres a las costas de la isla en busca de un transporte para huir de la zona de batalla. Yashil se había convertido en un campo de guerra, un cruel enfrentamiento entre seres y humanos; estos últimos habían invadido el hogar de los primeros con el objetivo de cazar o asesinar a las criaturas. Los seres del primer sector abandonaron su zona de confort para ayudar al resto de los sectores en la batalla, en realidad, no podían negarse a participar puesto que el problema había surgido, en primer lugar, por culpa de ellos.

El bosque era un verdadero caos. Las criaturas iban y venían en busca de un refugio, de un escape o de un enfrentamiento en contra de los humanos. Las casas de la mayoría habían sido destruidas por completo. El humo del fuego comenzaba a asfixiar a los seres más débiles.

En medio de todo el caos, Seokjin trataba de curar su pie lo más rápido posible para ayudar a su padre en la batalla pero a penas tenía seis años, aún no podía controlar el peso del arco y su puntería requería de práctica. Las lágrimas caían de sus ojos sin parar, obstaculizando la vista que tenía de su padre luchando contra un hombre.

Buscaba con la mirada a su madre pero al parecer la mujer sí pudo huir a salvo. Una parte de él quería que ella volviera a buscarlo y lo abrazara con fuerza, brindando protección y cariño en medio de tanto terror, pero agradece que no lo hiciera porque ellos eran más importantes.

Tomó su arco y una buena cantidad de flechas y amenazó al humano con determinación. El hombre se rió ante su postura y con rapidez se le acercó y le lanzó un golpe con su pierna. Seokjin cayó al piso y buscó con la mirada su arma pero esta ya había caído en manos de su enemigo. El padre de Seokjin cubrió su herida y por primera vez durante la batalla, hizo uso de su magia. Los árboles eran manipulados por el elfo y las ramas atraparon el cuerpo del humano hasta lanzarlo lejos de ellos. El elfo se volteó y gritó con todas sus fuerzas a Seokjin. -¡Vete! Busca a tu madre y váyanse de aquí antes de que más humanos entren a la isla- el elfo sintió su corazón romperse ante los ojos llorosos de su hijo- ¡Ahora! ¡Vete ahora Jin!

Seokjin asintió asustado y comenzó a correr en dirección contraria. Esquivaba cada enfrentamiento para llegar más rápido a la costa. Algunos centauros lo vieron y trataron de cubrirlo para que Seokjin lograra huir. Cuando ya estaba a unos pasos, un llanto llamó su atención; provenía de una cueva oculta con ramas.

Dudó en acercarse pero su incertidumbre se esfumó cuando sintió el dulce canto de Jungkook. Corrió hasta la cueva y rápidamente quitó las ramas y entró.

-Kookie...

-Tengo miedo...

Un fuerte ruido lo despertó. Estaba sudando y tenía la piel erizada. Nuevamente sus recuerdos se hacen visibles en tortuosas pesadillas. No supo cuando se quedó dormido pero sentía que lo había hecho por horas. Miró a su alrededor para saber la procedencia de aquel sonido que lo había despertado y tal fue la sorpresa al encontrarse con los ojos curiosos del silfo.

-Namu. ¿Todo está bien? No esperaba verte tan temprano.

-Lamento despertarte pero necesito que continuemos con el plan. ¿Tienes algo que hacer hoy? Ayer nos quedamos dando vueltas y no pensamos en nada.

-Emm... no, estoy libre -aún se sentía un poco impactado por la pesadilla, sus pensamientos apenas estaban ordenandose y aunque creyó que el silfo no lo notaría, este lo miró atentamente por un momento y soltó sin más.

-¿Dormiste bien? Luces cansado pero recuerdo que me contaste que los elfos no duermen para quitarse el cansancio como los humanos.

-Es verdad, pero anoche me quedé dormido sin notarlo -su cabello desordenado, sus ojos un poco hinchados y una sonrisa tímida le daban un aspecto tierno, al menos así lo veía el silfo- tuve una pesadilla pero no te preocupes, estaré como nuevo en unos minutos. ¿Te molestaría esperarme afuera?

Mírame (NamJin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora