Sabían que ninguno era perfecto, sabían que los defectos se desbordaban, sin embargo, juntos eran los mejores, porque cada uno sacaba la mejor versión del otro y eso bastaba para ambos.
—Desde el primer día me demostraste que te importo, desde el primer día pensaste en cómo me sentía, desde el día uno tú viste mis pensamientos más profundos sin necesidad de decírtelo, tú siempre me has entendido Sanha. Eres mi bello ángel, eres el gran amor de este Chico de Cristal.
—Más que un chico de cristal... eres un diamante, un diamante en bruto. Llegué para descubrirte, llegué para ver lo valioso y precioso que eres... yo...
—Me has hecho darme cuenta de que, a pesar de ser delicado, puedo ser amado, puedo mantenerme fuerte de una u otra forma, que a pesar de quebrarme con facilidad o... ya no tanta, sigo valiendo, lo mismo o más que otros, has hecho que me tome el valor que tengo y no hay modo de agradecerte tanto.
—Puedes agradecerlo de una manera muy simple... —Sonrió pícaro y el mayor comprendió.
—No puedes resistirte en un momento tan romántico y serio ¿verdad?
—¿Bromeas? ¿después de lo de anoche? claro que no puedo resistirme. Quiero que este precioso diamante me haga suyo eternamente, ¿sería mucho pedir?
El menor empezó a desabotonar la camisa del platinado y éste alzó una ceja con sorna. Claro que no sería mucho pedir...
—Será mucho pedir cuando necesites que me detenga y yo simplemente no pueda hacerlo porque me he vuelto adicto a ti.
Lo besó con fuerza, un beso lleno de pasión, ninguno supo exactamente el instante en que las hormonas de ambos despertaron y pasaron de estar en un momento serio y cálido a uno tremendamente pasional y necesitado...
—No quiero que te detengas y tampoco creo quererlo después...
Una vez más se fundieron en amor, una vez más, Yoon Sanha estaba cumpliendo con su palabra de hacer feliz a su chico de cristal. No era simplemente el acto físico, era el sentimiento de cada acción, de cada palabra efectuada, era estar ahí por él y para él sin importar la dirección a la que se dirigieran desde ese instante.
Se querían, se adoraban, inició como algo que no debería ocurrir por diversas situaciones, a pesar de eso, descubrieron en otro lo que necesitaban y deseaban, lo supieron desde el primer instante en que sus miradas cruzaron, sus corazones se lo gritaron con cada palpitar acelerado, sus almas se enlazaron desde ese momento y con el tiempo, su mente terminó aceptándolo, terminó confirmándolo.
Permanecerían sin importar qué. De una u otra forma, ambos eran de cristal, Eunwoo resultaba serlo físicamente, mientras que Sanha lo era sentimentalmente, iban a protegerse, serían fuertes a lado del otro.

ESTÁS LEYENDO
°• 𝘌𝘭 𝘊𝘩𝘪𝘤𝘰 𝘥𝘦 𝘊𝘳𝘪𝘴𝘵𝘢𝘭• ° 《 𝙀𝙪𝙣𝙎𝙖𝙣》
Acak𝘚𝘢𝘯𝘩𝘢 𝘦𝘴𝘵𝘢𝘣𝘢 𝘪𝘯𝘵𝘳𝘢𝘯𝘲𝘶𝘪𝘭𝘰 𝘱𝘰𝘳𝘲𝘶𝘦 𝘌𝘶𝘯𝘸𝘰𝘰 𝘦𝘴𝘵𝘢𝘣𝘢 𝘥𝘶𝘳𝘮𝘪𝘦𝘯𝘥𝘰 𝘣𝘢𝘫𝘰 𝘦𝘭 𝘮𝘪𝘴𝘮𝘰 𝘵𝘦𝘤𝘩𝘰 𝘲𝘶𝘦 é𝘭, 𝘰𝘥𝘪𝘢𝘣𝘢 𝘢𝘥𝘮𝘪𝘵𝘪𝘳𝘭𝘰, 𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘦𝘴𝘵𝘢𝘣𝘢 𝘴𝘪𝘯𝘵𝘪𝘦𝘯𝘥𝘰 𝘤𝘰𝘴𝘢𝘴 𝘱𝘰𝘳 é𝘭...