Capítulo VI

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⚠️  Ideas fumadas. Mención de abuso sexual e intersexualidad. ⚠️

(Creo en AO3 incluí más adelante una nota que contiene información sobre la intersexualidad, si sí lo hice, la coloco después.)

"Un supuesto entre la línea de tiempo que existió después de la masacre del clan kurta y antes del examen del cazador."

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¿A dónde debería ir alguien sin rumbo?

Recuerdo cuando mamá y papá vivían, ellos estaban conmigo en los buenos y malos momentos.

A pesar de que el bosque era minúsculo para mí, en ese sitio recibí amor, comprensión, me rodeé de amistad.

Mi mejor amigo de la infancia, Pairo, quien tiempo después cargó con una maldición que era mía. A él especialmente le debía la vida, le debía un favor.

Cuando regresé de mi viaje, justo después de enterarme del exterminio de los de mi sangre, la pesadilla comenzó. Y no sólo porque mi corazón dolía, sino porque la barbarie de las personas se torna colosal.

No puedo negarlo, desee haber desistido de irme, el mundo exterior sólo estaba lleno de tristeza y de situaciones que me aterraban.

Inevitablemente solo, me las tuve que apañar como pude, ¿qué clase de niño no caería en las redes de una persona deshonesta que te muestra inicialmente una cara devota de grata personalidad?

-oye tú. – el Kurta miró al hombre que habló, examinó a su alrededor, no había alguien más cerca, si ese sujeto había llamado la atención de alguien, era la suya. Kurapika se acercó con ingenuidad, y preguntó. -¿si, señor? – el hombre sonrió ampliamente y aduló su apariencia, cabello rubio, ojos marrones apasionados, gatunos y delimitados agraciadamente, su pequeño cuerpo esbelto, aunque recubierto por sus habituales vestimentas tribales, perceptiblemente peculiares y cómodamente desceñidas.

-eres linda, ¿qué edad tienes? – Kurapika se sintió intimidado, su rostro se enrojeció, su voz tembló y trémulamente contestó. – no soy una niña – murmuró, entonces agregó. -tengo doce años, señor. – ladeó su cabeza, en un insignificante intento por descifrar la naturaleza de la incertidumbre de aquel personaje. -lamento la confusión, espero puedas disculparme, ¡ya lo tengo! – el hombre chasqueó los dedos de su mano izquierda, su boca se abrió y sus dientes brillaron, literalmente brillaron, pues dos de sus incisivos laterales eran de oro. -te invitaré a comer para compensar mi falta de respeto. – el pequeño rubio retrocedió, por un instante la intención del hombre le pareció engañosa.


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-Verdaderamente debo agradecer que hayas aceptado la invitación, últimamente me siento muy solo, un viejo como yo que carece de una familia, pronto se convierte en un aterrador ermitaño. Las personas suelen huir de mí, piensan que por andar sin rumbo fijo soy una mala persona. – el rubio sintió pena por el mayor, entonces lo animó. -no luce tan viejo, señor. – el rubio sonrió. Abrió sus ojos y los desvió, por un momento, su corazón brincó, ¿qué fue esa mirada rara que alcanzó a resplandecer en el rostro del hombre?

Restaba mucho del mundo por conocer, y, a decir verdad, no recuerda con claridad cómo fue que sobrevivió después de que la tragedia ocurrió. Cuando viajó, sabía que alguien lo esperaría, pero ahora, no queda nadie, no sobra ningún alma, el amor trascendió, el odio lo reemplazó.

El infierno de tus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora