pork curry

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Su rostro era pacífico, párpados cerrados, mechones de cabello desordenados sobre la frente y su boca estaba entreabierta mientras soltaba suaves respiraciones.

Katsu estaba seguro de que se encontraba frente a una de las personas más hermosas que iba a conocer en su vida.

También podía asegurar que se había enamorado, aunque no sabía en qué momento había pasado.

Sus dedos acariciaron las múltiples pecas que se encontraban esparcidas como una constelación por todo su rostro. Se detuvo cuando sintió que Yamaguchi se removía a su lado y comenzaba a abrir los ojos.

Los orbes marrones de Yamaguchi colisionaron con los azulados de Katsu, quien le dedicó una de sus hermosas sonrisas.

—Hola —saludó en un susurro, Tadashi aún parecía adormilado.

—Hola —la sonrisa en los labios del pelinegro se hizo aún más grande cuando el chico se acurrucó en su costado—. ¿Qué tal dormiste?

Yamaguchi balbuceó una respuesta positiva, apenas audible. Katsu se burló de él antes de inclinarse sobre el cuerpo del peliverde y juntar sus labios.

Al parecer, eso fue suficiente para despertar por completo a Tadashi. Apoyó sus manos en los hombros del mayor, respondiendo al beso.

Lamentablemente, el momento romántico e íntimo no duró demasiado. El menor de los Kageyama entró a la habitación abriendo la puerta sin tocar. La sorpresa asustó al pecoso, quien empujó a su novio fuera de la cama, provocando que chocara contra el piso con un ruido sordo.

—Oh, estás aquí —Tobio observó cómo uno de sus compañeros de equipo se ponía rojo de la vergüenza.

—Uh, hola, Kageyama —saludó, ignorando las quejas de Katsu.

Cuando apenas comenzó a salir con el pecoso, su inquietud más grande siempre fue contarle a Tobio sobre ellos. Sentía miedo al posible rechazo de una de las personas que más amaba y, aunque sabía que su hermano no era de ese tipo de personas, el miedo seguía ahí.

Fue hasta que un día los descubrió muy acaramelados en la sala del club. El cerebro de Kageyama Tobio trabajó mucho más de lo normal y pudo conectar los puntos.

Su hermano y Yamaguchi se tomaban de las manos y esas cosas, iugh.

Pero estaba bien con eso.

Kageyama entrecerró los ojos mientras su mirada paseaba por la habitación buscando actividad sospechosa.

—Ya es hora de comer, tengo hambre —dijo cuando sus ojos se encontraron con el cuerpo de su hermano tendido en el suelo.

—En primer lugar, debes aprender a tocar la puerta antes de entrar. En segundo lugar, creo que tienes la edad suficiente para preparar tu propia comida. —Katsu trató de sonar enojado, pero jamás se podría enojar con su hermanito.

El menor pestañeó lentamente, como si estuviera tratando de captar el mensaje.

—¿Puedes hacer cerdo al curry?

—Bien —suspiró.

Tobio asintió para luego dirigir su mirada a su compañero de equipo, quien aún estaba en la cama, rojo como un tomate.

—Te quedas a comer —más que una pregunta, sonó como una orden.

El setter por fin salió de la habitación dejando la puerta abierta, igual que siempre.

—Realmente eres débil ante él.

—Ya lo sé.

Esa noche, la pareja terminó cocinando la cena para el menor, quien temblaba de alegría y emoción por degustar su comida favorita.



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lover boy| haikyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora