-¡Sarah, despierta hoy hay que ir a la escuela!
Desperté y de un salto salí de la cama, me apresuré a alistarme, sin acomodar mi cuarto bajé corriendo a desayunar, mi madre y mi hermana ya estaban a punto de salir para irnos, así que solo tomé un emparedado de jalea, me serví rápidamente un poco de jugo de naranja, me lo bebí de un solo trago y corrí al auto donde mi madre ya tocaba corneta para que me apresurase a subir. Mi hermana no dejaba de hablar, mi madre atenta la escuchaba, y, aunque yo estaba justo a unos centímetros, oía sus voces como si estuviesen a kilómetros de mí.
-Sarah ¿Tú qué opinas?
Mi mente se encontraba pérdida, hasta escuchar a mi madre preguntar, fue en ese instante que de nuevo volví a la realidad muy confundida.
-Eh... ¿Opinar?... ¿De qué?
-Sobre ir por unas pizzas después de que yo salga del trabajo, pediré solo el turno del día, así podré ir a la casa para cenar con ustedes niñas.
-¡Sí mami cena!
-Esta... bien.
Sentí eterno el camino a la preparatoria, aunque solo fueron un par de pocos minutos, observaba por la ventana del automóvil, admirando la carretera rodeada por hermosos árboles que suavemente dejan pasar delicados rayos de sol...
Brisa... Aire... Guitarra...
El automóvil se detuvo.
-¡Adiós Sarah, hasta el rato!
-¡Vamos cariño!
Despedí a April con la mano y me quedé en el auto a esperar a mi madre, April asistiría a un colegio guardería de tiempo completo, así mi madre solo debía recogerla al salir de su trabajo. Nuevamente el camino de los árboles, la extensa carretera y rayos de sol comenzaba.
Un cifrado... Unas manos... Una guitarra...
-Sarah, hija despierta, llegaste.
Me había quedado dormida, abrí los ojos tratando de enfocar nuevamente la vista, cegada por el resplandor y aturdida por el sueño...
-¿Lista para tu primer día en esta nueva prepa?
Enfocando al fin mis ojos, miré con atención por la ventana del auto, chicos llegando en skate, chicas siendo chicas, porristas, deportistas, la prepa rodeada por árboles era lo único que me pareció realmente hermoso.
-Dejé comida para calentar en el horno, una agenda de números de teléfono del hospital por si me necesitas, aquí tienes tus meriendas, dinero para el almuerzo y trata de socializar.
Solo miraba todo con atención que no di cuidado a lo que decía mi madre.
-¿Me escuchaste cariño?
-Eh... Sí... Comida recalentada, agenda, merienda, dinero...
-¿Y?
-No olvidarme de socializar.
-No olvidarte de socializar correcto, diviértete cariño.
Dándome un beso en la frente, se subió a su auto y se fue, comencé a caminar como alma errante, aunque había una fuerte algarabía entre risas y conversaciones, todo lo escuchaba a millas de mí.
-Eh... Ho... Hola Sarah...
Di un pequeño brinco de susto y me giré para ver quién era.
-Lo... Lo siento... No quise asustarte... Soy yo... Marte.
-Ash... Hola Marte... ¿Cómo estás?
-Mejor que tú... Creo... ¿Cómo estás?
-Que linda prepa...
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Aquí al Pie de mi Balcón
RandomSarah es una chica de 18 años, que llega a un pueblo con su madre y hermana después de la muerte de su padre, con el pasar de los días se percata que el tiempo en dicho pueblo no transcurre de manera habitual, convirtiéndose su mente en su peor enem...