Capítulo V *¡No puede ser!*

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  Me tocó irme sola de la preparatoria y aunque me había acostumbrado a la compañía de Josephe para volver más corto mi camino, aun así me parecía hermoso recorrer esas calles arboladas a pie y era más cómodo que ir con mi madre en el auto. Llegué al jardín de infancia y April salió llorando...

-April ¿Qué pasa?

-La maestra dice que me porto mal...

Me extrañó muchísimo eso, April es una niña que ni si quiera molesta a nadie, ella siempre está en su mundo de hadas y sirenas.

-¿Quién es tu maestra?

-Débora.

Volví a tocar la puerta del lugar y me atendió una señora mayor.

-Disculpe, soy la hermana de April, quisiera hablar con la maestra Débora.

-Lo siento ella está ocupada.

Casi me cierra la puerta en la cara de no haber sido porque me metí a la fuerza.

-¡Necesito hablarle!

Al entrar escuché el llanto de varios niños pequeños, yo cargué a April enseguida y me apresuré a llegar al salón mientras la cuidadora me perseguía, April lloraba, no quería estar allí, se notaba nerviosa y con mucho miedo, al llegar al salón el cual era el único del lugar, me asomé con mucho cuidado por la puerta abierta, pidiéndole a April que se calmara y dejara de llorar, al observar lo que pasaba, me enfurecí, la maestra amarraba a los niños y los amordazaba para que no se escuchara demasiado fuerte sus gritos mientras ella solo se sentaba a hablar por su celular, abracé muy fuerte a April y llamé a la policía, la cuidadora se acercó y me agarró fuerte del brazo y me obligó a entrar al salón.

-¡Una curiosa, maestra!

-Ya veo, una niña mala.

-¡Ya llamé a la policía y vienen para acá!

-¡Bien! Gracias por avisar, ¡Samaran! Desata a los niños, veamos a quienes le van a creer.

Por fortuna y gracias a haber visto muchas películas en mi vida con mi padre, dejé mi celular en grabación, toda la conversación y el llanto de los niños había sido grabada en mi celular, abrazando fuertemente a April, salí del jardín, la policía iba llegando, un señor robusto de avanzada edad bajó del automóvil, iba acompañado de un hombre más joven, el señor llevaba en su uniforme una estrella sobre la placa, asumí era el comisario de la policía.

-Buenas tardes señorita, ¿Es usted Sarah Glossmoon?

-¡Sí!

-¿Realizó usted una llamada por maltrato infantil en este lugar, el cual está siendo ejecutado por la educadora Débora?

-¡Sí! Amarra a los niños y los mantiene hasta amordazados toda la jornada.

-Ok, entremos.

Entré con el comisario y el otro oficial al jardín, la cuidadora que hace menos de 20min nos había recibido con una actitud déspota y agresiva, había cambiado drásticamente su forma de ser, recibió a los oficiales de la forma más amable, nos acompañó al salón, al llegar todos los niños jugaban tranquilamente en silencio, la maestra que me había amenazado era ahora la persona más dulce del mundo.

-Buenos días Madame, ¿Es usted la educadora Débora?

-Señorita Débora para su servicio, ¿Qué desea oficial?

-Soy el comisario Leysen, recibimos una llamada de esta jovencita denunciando un maltrato infantil ejecutado por usted.

-¡Vaya invento de los jóvenes! Como verá los niños son bien atendidos en este lugar y tienen un excelente comportamiento.

Aquí al Pie de mi BalcónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora