Capítulo VI *¿Podemos Hablar?*

146 98 12
                                    


  Llegamos a la pizzería, como toda tienda de comidas rápidas, puedes ver desde afuera a la gente que se encuentra adentro comiendo o esperando sus órdenes, al acercarnos aunque yo no me había percatado, April lo había hecho.

-¡Mami, mami!

-¿Mami?

-¡Sí, mami, mami, allá!

Al prestar total atención a las personas que estaban adentro, vi a mi madre muy tranquila comiéndose una pizza y siendo muy cariñosa con el doctorcito Thomás ese.

-¡April has silencio!

-Pero mami...

-¡Silencio!

-¿Sarah qué pasa?

-Mi madre dijo que estaría de turno completo en el hospital porque un paciente de psiquiatría necesitaba atención especial.

-¿Y esa es tu madre?

-Sí...

-¿Y quién es él?

-"Supuesto compañero de trabajo"

-Entiendo...

Le tomé un par de fotos con mi celular y decidí llamarle a su teléfono a ver con cuantas mentiras más salía.

-¿Hola?

-¡Hola hija!, ¿Estás bien?, ¿April está bien?, supe lo del jardín, pero no había tenido tiempo para llamar, estaba preocupada, me alegra saber que tú eres muy inteligente y protegiste a tu hermana y a los otros niños.

-¿No tuviste tiempo?

-No, el paciente debo vigilarlo hasta que mañana llegue la orden de traslado a un reclusorio psiquiátrico en la ciudad.

-¡Ok, bien!, hablamos mañana.

-¡Vale hija!

Terminé la llamada y vi como mi madre apagaba el celular y seguía seduciendo al doctor Thomas.

-Sarah ¿Te gustaría cenar en mi casa?

-¿Tu casa?

-¡Sí!, mi madre haría pastel de carne y puré de manzanas para cenar.

-¡Vale!

Fuimos todos a casa de Josephe para cenar.

-¡Hola madre llegué!

-¡Hola hijo la cena está lista, lávate las manos para cenar!

-¡Vale!, ven acompáñame.

Fuimos a lavarnos las manos y Josephe nos llevó al comedor.

-Ma' ella es Sarah, la chica de la que te hablé.

-¡Hola linda! ¿Y este angelito es?

-April, mi hermanita.

-¡Eres tan preciosa como tu hermana!

-¡Gracias!

-Sarah, ellos son Alexandrier y Lissiah, mis hermanitos menores.

-¡Eres preciosa! ¿Quieres ser mi novia?

-¡Alexandrier!

-Perdón mamá.

-Descuide señora madre de Josephe.

-¡Oh, no linda! Dime Atenea.

-¡Que hermoso nombre! Como la diosa griega.

-Sí, gracias.

La señora Atenea sirvió la mesa y comimos todos juntos, bromeamos un rato y compartimos como si fuésemos una familia, extrañaba sentir el calor de hogar, esa sensación de familia que hace mucho había perdido, luego de cenar y compartir un rato nos despedimos.

Aquí al Pie de mi BalcónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora