Mirabel tocó el suelo de su casa una vez más, a esta le costaba bastante responder al contacto de su mano.
No sabía bien como definirlo, la casa se comportaba como si estuviera ¿enferma?—¡¿Qué acaba de pasar-?! —Se preguntó, sus palabras se entrecortaron por el miedo y entonces recordó algo muy importante—. Dios mío.. ¡La fiesta de Antonio! ¡Hay que contárselo a la abuela!
Mirabel corrió dejando a Camilo atrás y él intentó seguirla.
—¡Mirabel esper-! —Gritó antes de perder por un segundo el control de su don. En ese pequeño instante, Camilo se transformó en gente aleatoria tan rápido que le dolió recuperar la forma de su propio cuerpo.
Tanto fue el dolor que cayó de rodillas al suelo, sus pulmones una vez más le estaban fallando y tosió varias veces por ello.
—¡¡Camilo!! —Mirabel dio la vuelta y desesperadamente regresó para socorrer a su primo—. Resiste, respira profundo.
Sentía nauseas y ganas de desmayarse, pero al sentir las manos de Mirabel en su rostro, además de su frágil tono de voz llamándolo y pidiéndole que se quede con ella, supo que ella lo necesitaba aquí y ahora. Tuvo que permanecer consciente cueste lo que cueste.
—N-No sé q-qué pasa —La voz de Camilo se cortaba por momentos, tuvo que dar varias bocanadas de aire para poder resistir un poco más.
Levantó la cabeza y buscó su puerta con la mirada, cuando la encontró, notó que parpadeaba con demasiada rapidez. Curiosamente, era la única puerta que lo hacía.
—Algo- —el pecho le dolió terriblemente al comenzar a hablar. Se contrajo por el dolor y se apretó el pecho con su puño sobre las prendas que lo cubrían— Algo muy malo le pasa al milagro.
—Quédate aquí, ya vuelvo —su prima se levantó con torpeza y corrió hasta la cocina.
—N-no, Mira-Mirabel- —Camilo susurró esas palabras, ya casi no tenía nada de fuerza para hablar y su vista se nubló mientras la vio irse.
Por suerte, se mantuvo semi-consciente hasta que volvió. Optó por recostarse para mitigar un poco el dolor.
—Toma, come esto —Le pidió Mirabel, mientras acomodaba la cabeza de camilo sobre sus rodillas y le ofrecía la comida.
Un dulce sabor recorrió su paladar, ¿una almojábana? Sí, probablemente. Camilo se felicitó a sí mismo por haberlo deducido a pesar de su estado.
El dolor rápidamente desapareció, en el fondo admitió que esta vez estaba sorprendido por la eficacia de la comida de su tía.
Una vez recuperó la fuerza necesaria para ponerse de pie, su prima lo ayudó a levantarse.
—¿Estás bien? ¿Necesitas más comida? —Mirabel empezó a interrogar a Camilo para asegurarse de que todo estaba en orden.
—Estoy bien, estoy bien —Respondió—. Creo que necesito descansar un poco.
Apoyándose en ella, ambos caminaron hasta las escaleras y la casa los ayudó a subir un poco más rápido.
Entraron al cuarto de Camilo juntos y Mirabel cerró la puerta a su paso. Solo por si acaso lo necesitaran.
—¿Crees que es coincidencia que- —Empezó a preguntar Mirabel mientras lo ayudaba a recostarse en su cama— que todo esto sucediera después del beso?
Camilo pensó un poco en la posibilidad, sí, todo empezó con ese beso; pero se negó a creer que esa era la causa.
La dulce sensación que ese beso le propinó seguía recorriendo cada rincón de su cuerpo. No le parecía lógico, ¿cómo es que algo tan fascinante podía desatar tanto caos?—No estoy seguro —Desvió la mirada dudando de su respuesta.
—Yo creo que ya no deberíamos hacerlo —Mirabel estuvo cerca de marcharse corriendo, pero no tuvo el valor para hacerlo—. Nunca debimos, en primer lugar. ¡Sabíamos que estaba mal y aún así..! ¡Esto es un castigo-!
—¡Mirabel, no! —Camilo no pudo evitar interrumpirla. Sabía que si no lo hacía, se pondría a llorar y prefería todo menos eso.
La sujetó fuertemente de los hombros para que reaccionara y no se dejara llevar por su miedo.
—No sé que fue lo que pasó, pero sé que no tuvo nada que ver con nosotros —la seguridad con la que Camilo afirmaba lo anterior, hizo que Mirabel se calmara un poco.
—¿Cómo estás tan seguro?
—Si no quieres creerme —antes de terminar su oración, pasó sus manos por sus mejillas. Ya se había acostumbrado a ese calor tan especial, no iba a perderlo ahora que ya lo había recuperado—, solo hay una forma de averiguarlo.
Mirabel no quería arriesgarse ni poner en peligro a su primo por saber el resultado, pero confió en sus palabras. Se arrojó a sus brazos tan rápido que casi no lo notó. En caso de que ella tuviera razón, Camilo estaría bien siempre y cuando no volvieran a tener este tipo de cercanía nunca más.
No estaba segura de poder vivir con ese peso, el peso de ser naturalmente dañina para alguien que amaba tanto.
Esta no fue como la última vez, mientras más seguían, se sentía aún más prohibido, pero eso nunca los detuvo a ambos ¿o sí?
A pesar de que Mirabel apartó la cara cuando reaccionó y volvió a darse cuenta de lo que estaba haciendo, Camilo no la dejó ir. La sujetó fuertemente y suspiró para presionar sus labios contra otras partes de su rostro, lo que fuera para no separarse de ella, no todavía.
Con algo de miedo, los brazos de Mirabel comenzaron a aferrarse al cuello de Camilo. Se contuvo, pero en caso de que Camilo volviera a perder el control de su don, ella no resistiría las ganas de llorar.
Pasaron unos cuantos minutos y.. nada sucedió.
Mientras se dedicaban a esperar, Mirabel sintió un profundo sueño. Se dio el lujo de quedarse algo dormida entre los brazos de su primo, dejó de preocuparse por el tiempo que transcurría cada vez más lento frente a sus ojos.
—¿Lo ves? Todo está bien —Camilo le habló a Mirabel sin darse cuenta de que estaba casi dormida.
Claro que dentro de unos segundos lo notó, pensó dos veces en despertarla o no, se resistió a la tentadora idea de dormir junto a ella en esa misma cama. Pensó en lo glorioso que sería experimentar algo así, pero algo le decía que ya estaban yendo demasiado lejos.
Seguro en la mañana lo lamentaría, así que intentó llamarla y sacudirla con levedad para despertarla.
—Mirabel, oye.. —ante la llamada, su prima se despertó y se quitó los lentes para frotarse los ojos.
Una vez que terminó, se puso los lentes de nuevo. Miró atentamente a Camilo y no vio ninguna reacción negativa.
—No quiero decir que te lo dije, pero sí te lo dije —Camilo bromeó mientras Mirabel buscaba en él algún daño colateral que le hubiera causado.
Mirabel casi chilla de la alegría y no dudó en abrazar a su primo una vez más. Sin embargo, ahora que sabían que el beso no tuvo nada que ver, les sería más difícil averiguar lo que le pasaba al milagro.
—Pero si no fue el beso.. ¿entonces qué causó todas esas grietas?
—No tengo idea —Camilo se levantó de su cama y caminó hasta una pared con infinidad de fotos y decoraciones, pudo transformarse sin problemas y agarrar una foto familiar de las tantas que habían ahí colgadas—. Pero tal vez podamos preguntarle a alguien. Alguien que siempre sabe todo lo que está pasando todo el tiempo..
Mirabel se acercó y ambos, al ver a Dolores en la foto, pensaron en exactamente lo mismo.
—¡Sí! ¡Tienes raz-! Espera, Dolores siempre sabe todo lo que está pasando.. te das cuenta de que eso significa que- —Mirabel se calló antes de que Camilo se diera cuenta de a qué se estaba refiriendo.
Camilo volteó a verla con los ojos muy abiertos, se maldijo internamente una y otra vez por haber ignorado ese enorme detalle desde un principio.
—Ay mierda.. —fue tanto el miedo que le dio pensar que Mirabel obviamente tenía razón, que la foto familiar se le resbaló de las manos.
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Asfixia || Camilo Madrigal X Mirabel Madrigal || Encanto
FanfictionCamilo no podía entender por qué estaba tan mal sentirse tan completo al lado de Mirabel, nadie se lo había dicho, ¿cómo iba él a saber que le haría tanto daño sentirse así? Esta historia contiene Camilo x Mirabel. Si odias la pareja, por favor abs...