Capítulo 9

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—¡Mirabel! ¡Baja ya, ayúdanos a poner la mesa! —Gritó Julieta desde la mesa del comedor mientras ayudaba a Antonio a ordenar algunos cubiertos fuera de lugar—. No, Toñito, el tenedor va a la izquierda.

Mirabel estaba en su habitación, preparándose mentalmente para la cena de esta noche. Resumiendo, en la mañana, ella y Camilo se habían puesto de acuerdo para vigilar muy de cerca a Dolores.

Desde que ambos tuvieron la sospecha de que su prima más chismosa supiera algo remotamente relacionado con lo que le pasaba al milagro, no han dejado de acorralarla para que confiese.

Ninguno de los dos pensó que sería una tarea mucho más difícil de lo que parecía. Dolores siempre evitaba entablar conversación con cualquiera de los dos y se escabullía con facilidad de cualquier situación que involucrara hablar.

Curiosamente, empezó a evitarlos a toda costa después de que sucedió el incidente con las grietas.

Camilo sabía perfectamente que ya había confesado todo lo que sentía por Mirabel en voz alta mucho antes de que el milagro conmenzara a fallar. Era imposible que su hermana no se hubiera enterado de eso ya.

Pero, entonces, si Dolores ya sabía su mayor secreto y no es esa la razón por la que lo está evitando, ¿cuál es?

Eso solo confirmó las sospechas de los dos, ella definitivamente estaba escondiendo algo mucho más importante.

Pero si ella sabe algo, lo que fuera, ¿por qué hasta ahora no quiere contarle nada a nadie? Guardar secretos se le da muy mal, todos lo saben.

A Camilo le preocupó por un momento que su hermana le hubiera contado sobre su secreto a alguien más, pero no tenían tiempo para pensar en eso; lo de su romance secreto lo resolverían después. Ahora mismo necesitaban más pistas sobre lo que le ocurre al milagro y a la magia.

Camilo caminó indiscretamente hacia la puerta de la habitación de Mirabel y se apoyó en el marco de la misma.

—Hay que averiguar cómo sacarle información. Estoy segura de que sabe lo que le ocurre al milagro —le dijo su prima.

—Solo hay que estar atentos, no resistirá guardar tantos secretos por mucho tiempo —Camilo se confió y juntos bajaron hasta el comedor.

La cena fue algo tensa, Camilo y Mirabel optaron por usar otra estrategia: "ser amables". Aunque no tendrían mucho resultado si se dedicaban a mirar muy atentamente a Dolores mientras comía.

—¿Me- me pasan el aguacat-? —Preguntó Dolores a medias. Ya le estaba dando algo de miedo ser observada.

—Claro que sí, primita —Le respondió Mirabel mientras le sonreía de forma muy inquietante.
Le dejó tan cerca el cuenco con aguacate que pudo tocar directamente el plato de comida de Dolores.

—Eh- gracias —dijo Dolores y, con las manos temblorosas, agarró solamente una cucharada de aguacate.

—No hay problema —Mirabel agarró nuevamente ese cuenco y se lo lanzó a Luisa, que lo atrapó en el aire.

—....M-Mamá, me pasas la sal- —Dolores se ponía cada vez más nerviosa, intentó hablarle a su madre, pero fue Camilo quien le respondió.

—¡Yo te la paso! —Dijo en voz alta y agarró la sal a la velocidad de la luz—. Toma, hermanita.

Dolores miró con terror a su hermano, nunca fue tan atento y amable con ella; ya hasta daba miedo que lo fuera.

—Gracias —Chilló y tomó la sal lo más rápido que pudo.

El corazón le latía demasiado rápido por la adrenalina, Dolores tenía que buscar la forma de distraerse o terminaría explotando aquí y ahora.

—Entonces, I-Isabela, ¿c-cuándo dices que Mariano vendrá a proponerte matrimonio? 

Isabela miró a Dolores muy confundida luego de esa pregunta.

—¿Mariano vendrá a proponerme matrimonio? —Le contestó.

La cara de Dolores empezó a palidecer por el miedo, se dio cuenta muy tarde de que ya estaba soltando sus secretos poco a poco. Para evitar decir nada más, se cubrió la boca con una mano.

—¿Tú sabías algo, abuela? —Isabela intentó averiguar si lo que decía su prima era cierto o no.

—No, Dolores, ¿por qué nunca-?

—¡Ya no tengo hambre! —Gritó, harta de la presión, y se levantó para recoger su comida e irse a la cocina.

—¡Dolores, espera!

A pesar de que la abuela se levantó para intentar detenerla, no hizo caso.
Toda la familia la miró muy extrañada mientras se iba, luego se miraron muy confundidos entre todos y la abuela solamente se dedicó a suspirar después de eso. 

—Esta niña.. —Murmuró y volvió a sentarse para comer.

Camilo miró a Mirabel y ella solo señaló la cocina con su mirada.

Sabía lo que intentaba decirle, "ve, es tu oportunidad".

—Voy un momento al baño —Anunció mientras se levantaba. Camilo no perdió el tiempo, y en vez de ir al baño fue directamente a la cocina.

Dolores caminaba de un lado a otro una y otra vez. La cocina no era lo suficientemente grande para ella, se veía que le faltaba espacio para paniquearse.

—Ya basta de juegos, Dolores. Sé que sabes por qué la magia está empezando a fallar y no te irás de aquí sin decírmelo —Camilo caminó tan rápido en su dirección que a su hermana a penas le dio tiempo para escapar del interrogatorio.

Dolores apretó los dientes muy fuerte y sus ojos se pusieron húmedos. Ya no resistió más hacerse la tonta.

—¡Sí, es cierto, sí lo sabía pero juro que guardé muy bien el secreto! —Dolores se arrodilló y abrazó a Camilo con todas sus fuerzas mientras lloraba dramáticamente—. ¡¡Nunca le habría dicho a nadie que estás enamorado de Mirabel, sabía que la abuela te mataría si lo hacía y sé que sufriste mucho y que debía hacer algo, pero Antonio se me adelantó y-!!

Entonces se detuvo y razonó sobre lo que Camilo había dicho.

—¿La magia está empezando a fallar? —Preguntó y dejó de asfixiar a Camilo con su abrazo.

—Sí.

—Ohh... —Dolores apartó la mirada y se puso una mano en frente de la boca.

Se miraron, la mayor sonrió nerviosamente.

—Bueno pues... quién sabe por qué —Dolores levantó los hombros sin dejar de sonreír.

—Espera, ¿no sabes nada? ¿Absolutamente nada?

—No, ni siquiera me había dado cuenta. Eso explica por qué me dolía el oído..

—¿Entonces por qué huías de Mirabel y de mí?

—Ay pues porque ayer mi tío Bruno me pidió que- —Dolores reaccionó a su propio comentario y se tapó la boca con ambas manos, el apretón fue tan fuerte que casi le dolió.

Hubo un silencio muy prolongado entre los dos después de eso.

—¡¿Mi tío Bruno?!

—¡¿Quién?! —Dolores intentó hacerse la sorprendida— ¡¿Q-Quién dijo algo sobre Bruno?!

—¡¡Pues tú!!

—¡No yo no-! —Dolores se interrumpió a sí misma intentando pensar como escapar de esta situación—. No se habla de Bruno, ¿recuerdas?

Dolores rió muy bajo y empezó a susurrar.

—Ay.. que tontería, por qué yo diría algo sobre mi tío Bruno si está prohibido hablar.. sobre Bruno..

Camilo entrecerró los ojos y frunció el ceño.
Dolores desvió la mirada ante aquella acción, ahora estaba metida en serios problemas y lo sabía.

—Tú y yo tenemos mucho de que hablar, hermanita.

Asfixia || Camilo Madrigal X Mirabel Madrigal || EncantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora