Sarah es una joven de 16 años que utiliza en la Wicca, una forma de distraerse del mundo que la rodea.
Una noche, en su cuarto realiza un conjuro para atraer a su ídolo a la vida.. Pero resultará como ella esperaba ?
Los días se sentían fríos, mi cuerpo no respondía sin antes inyectarme un poco. Sky sólo era quien me conseguía buena droga, la habitación era un maldito desastre. La abstinencia de no poder tener a Sarah me estaba consumiendo más que la jodida heroína. Me encontraba tirado en la cama, tambaleandome me levanté, busqué mis cigarros entre tanto desastre. Lo encendí y me asomé por la ventana. ¿Estaba destinado a sufrir toda la vida ? Por un momento pensé en saltar, en pasarme de dosis, pero como podía hacerle esto a ella..Mi querida Sarah... Tomé un papel arrugado y con una lapicera decidí hacerle una nota ya que me faltaba valor para hablarle.
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Caminé hasta su casa y la arroje por abajo de la puerta. Sentí que estaba discutiendo, ese maldito le estaba gritando. ¿ Pero quién era yo para reclamarle? si le estaba haciendo lo mismo. Tuve que pelear contra mi impulso de no meterme y sacarla de ese lugar. Volví al hotel y me volví a inyectar haciendo que me derrumbe en el suelo. Un dolor en mi pecho hizo que me despierte, aturdido fui hasta el baño a ducharme. Cuándo salí noté en el suelo una carta, era la letra de Sarah. Si vino hasta acá porque no entró??
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Tomé la carta y me asomé a la ventana con la tonta idea de verla. Ahí estaba ella,sólo me observó y se marchó. Sarah quería jugar a este juego.
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Narra Sarah
Desde que regresamos del hospital Kai no me ha dejado ni un segundo sola. Y en mi cabeza no deja de resonar las palabras de aquella enfermera. Era un dia gris y habia discutido con Kai, decidí prepararme un café cuando noto un sobre en el suelo. Sin que lo notara lo tomé y lo oculte. Cuando pude esconderme un rato, reconocí su letra.
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Mierda, él sabía perfectamente que decir para que yo quiera correr a sus brazos. Me encerré en mi cuarto y tomando un marcador le respondí, salí por la ventana sin hacer ruido y fui hasta el hotel. Estuve a unos centímetros de él pero no podía verlo sin hacerme daño. Empuje el sobre por debajo de la puerta y salí, estando afuera di media vuelta y note que él estaba parado en la ventana. Sus ojos azules penetrantes hizo que un escalofríos recorriera por mi cuerpo. Si esta es la única forma de mantenerme cerca de él sin lastimarnos lo iba aceptar.
