🍁 Capitulo Nueve 🍁

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~ Billie Eilish – The end of the world ~

Jacob, dieciséis años

Frío.

Frio.

Mis piernas están entumecidas.

Llevo veinte minutos en las duchas y no quiero salir. Mis piernas están flexionadas, mi cara esta entre mis rodillas. He leído artículos donde dice que tu cerebro manda hondas protectoras que hace que flexiones tus rodillas y te rodees con los brazos, no se que tan cierto sea, pero en este momento estoy creyéndolo.

No se si puedo confiar en el chico, Mikhail, es universitario ¿Por qué se preocuparía por mi?. Se que cuando salga de aquí, el no estará fuera, y, vamos ¿Por qué yo confiaría en el?

Sorbo mi nariz, despidiéndome a salir. Amy y yo quedamos en ir a comer a mi restaurante favorito. No quiero decepcionarle, ella es muy importante, al igual que mi madre. No sé, cuando ella no es mi luz se apaga, mis ganas huyen y mis tormentos vienen. No quiero desarrollar dependencia emocional, he leído sobre ello; pensar antes en ella que en mi, tener que cuidar lo que hago para que a ella no le moleste, tener que incluirla en cada momento, pero ella ha sido la única amiga que he tenido desde que tengo memoria y pensar en perderla, es angustiarse.

Gimo, ante la opresión en mi labio, palpita. Antes me había lastimado el labio, pero no recordaba que fuera tan doloroso. Mis piernas reemplazar por el frío y mis ojos arden por las lágrimas derramadas minutos antes.

Seco mi cuerpo con cuidado y me pongo la ropa del chico. Es calentita, a decir verdad.

Cuanto más débil seas, más fácil será lastimarte.

Pienso en lo que papa, años atrás, me dijo. Ese día había llegado a casa con una herida en el codo izquierdo, unos niños del vecindario jugaban al jockey, tiraron mal y el disco me dio en la cara, me desestabilice y caí, llegué a casa con lagrimas en los ojos y papá preguntó que pasaba;

—Mi niño, tienes que tener cuidado. –la voz de papá era dulce y calmada.

Me sonrió, tratando de tranquilizarme. Siempre funcionó, ver sus ojos hacinados, con arrugas y el pequeño hoyuelo en su mejilla.

—Ellos no tuvieron cuidado, papi. –gimoteo, sorbo mi nariz cuando el fluido mocoso se acumula en mis fosas nasales.– Yo iba bien, y ellos no patrón el juego cuando pase.

—Shh, Shh, eta bien cariño, voy a darte un premio ¿De acuerdo? –solo asiento, pero no complacido aún, duele y ningún premio hará que deje de hacerlo.

Ese día fue uno de los últimos con el. Después de eso simplemente no quería salir, jugar e ir con amigos, solo quería estar en casa, en caso de que papa regresara. Hoy, aun lo hago, espero a que el regrese a casa y toso sea como antes.

El pasado echo esta y nada cambiar podrás.

Tomo una respiración profunda, sabiendo que saliendo de este cuarto, mi tormento va a empezar.

Cuando salgo veo a Mikhail hablando con un chico moreno, alto y bastante musculoso. Comparten una charla animada, ya que Mikhail ríe a carcajadas con el.

—¡Eh! ¿Te sientes mejor? –Mikhail pregunta cunado ve que aparezco. El chico moreno me ve y me da una sonrisa cálida.

Solo asiento, de repente mi voz se quedó sin sonido.

—Bien. Oh, claro, Cameron, el es...–en lo deja al aire, ya que no sabe mi nombre.

—Jake.–respondo en un susurro, apenas audible.

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