Capítulo 14

74 18 1
                                    

Aleyah Pemberton

<<No te alteres, no te alteres>>

Tarde.

—Hola, Aleyah —empezó John (él que se dice llamar padre) —. Ha pasado tanto tiempo...

—Voy a mi cuarto —avisé de la peor manera posible.

—Bien, podemos hablar en tu cuarto —ofreció.

—No me apetece hablar contigo —le hice saber.

Di un reojo a mi madre antes de salir de la cocina.

Subí las escaleras lo mas rápido que pude, para encerrarme en mi habitación de una vez por todas.

Él no puede, no puede estar aquí. ¿Qué hace aquí? ¿Por qué está aquí? ¿Desde cuándo? ¿Por qué mi madre ha permitido que se acerque?

No debe de quedarse, no debe, no debe.

Es como revivir mis pesadillas una y otra vez a través de los malditos recuerdos.

Me dan ganas de solo vomitar recordando todo el daño que nos ha hecho. Las cosas estaban mejorando, maldita sea.

Maldito seas John.

¿Por qué no puedo tener un orden?

Si el vuelve va a causar mucho daño.

Mi madre llorando por las noches cuando él no llegaba, cuando se enteraban de sus infidelidades, las incontables veces que tenía que ir a recogerlo a un bar por lo borracho que estaba y no podía consigo mismo.

Las veces que Ian y yo tuvimos que ayudar al borracho ese a bañarse y meterse a la maldita cama porque mamá ya estaba cansada.

El recuerdo de que se haya llevado las cosas de valor de la casa una noche después de que mamá lo echara.

Se llevó todo, tarjetas, joyas, ropa y también gran parte de mis colecciones de libros consigo.

Las veces que tuve que ver a mi madre cansada y desperada, que yo casi, casi..

<<Saldremos de esta>>

Tocaron la puerta del otro lado de la habitación.

—¡No te acerques, John! —avisé.

—No soy John, Yah —la voz de Ian me reconfortó un poco.

Abrió la puerta y asomó la cabeza, le indique que podría pasar.

—¿Tú sabías? —fue lo primero que pregunté.

—Desde hoy, de hecho, fui a buscarte para decírtelo, pero no había nadie. Acabo de llegar del apartamento.

Entonces por eso mi madre fue a visitarme, me ha realizado llamadas todos los días, había respetado mi espacio. Definitivamente se iba a quedar para decírmelo.

<<Ese asqueroso>>

Me pregunto que basuras le habrá metido en la cabeza parra llegar a este punto.

—¿Qué hacemos con él? —no soné tan desesperada como estaba.

—Podemos desangrarlo. Luego quemarlo y llevar sus cenizas a una construcción mientras podamos —opinó.

Reí por lo bajo.

—Es enserio, Ian.

—Si él está aquí es porque necesita algo. No se ha contactado con nosotros en años y reaparece así —esta vez sonaba serio—. No es culpa de mamá, él idiota ese debe irse de aquí.

EunoiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora