Capítulo 7

91 23 1
                                    

Aleyah Pemberton

Ya me había acostumbrado a la presencia de Oriel rondando en el instituto, habían pasado más de dos semanas y siempre venía con una anécdota diferente o con comentarios fuera de contexto, bueno al menos estaba en armonía.

Su actitud no es tan detestable como al principio, es un poco mejor, solo un poco.

Y me divertía fastidiarnos mutuamente, es como si supiéramos realmente que es lo que queremos hacernos llegar.

—Los sándwiches son una porquería aquí —masculló de mala gana.

—Háztelos tú.

—Si pudiera lo haría.

Repiqueteo los dedos en la mesa de la cafetería.

—Para otro día, quedará.

—Oriel —lo llamé.

—¿Hum? —enarcó una ceja.

—¿Quieres mi brownie?

Había traído tres brownies y ya me había empalagado por completo, así que no perdía nada.

<<Digamos que es por eso>>

Cállate.

Entrecerró los ojos fijados en el brownie como si estuviese analizando de que se tratara y no lo entendía.

—¿Qué tiene?

—Chocolate, harina, huevos, azúcar...

—¿Tiene veneno?

—¿Qué? No, Oriel, ¿Cómo va a tener veneno?

—Es que siempre te los acabas. ¿Qué ha cambiado?

—Nada. Si no lo quieres solo dilo.

—Antes de venir me comí uno, pero gracias.

—Bien.

—¿Quieres ir a la biblioteca? —preguntó de repente. 

—¿Para qué?

—Para ir a ver una banda nueva que se va a presentar, quien lo diría ¿no? —levantó la comisura de su labio.

—Prefiero el teatro, gracias.

Se acercó hacia mí, mirando detenidamente por segundos haciendo aparecer una sonrisa divertida.

—Entonces vamos al teatro.

—Claro, y luego al parque de diversiones.

—Puede ser.

Tomó de mi brazo para levantarme del comedor y se dirigió hacia los pasillos sin soltarme, caminaba apresurado pero su agarre era muy suave.

Su agarre me ha cogido desprevenida,  es la primera vez que tenemos contacto físico, que raro.

<<Piensa en otra cosa>>

—¿Qué haces? —pregunté al no saber que hacía el idiota.

—Vamos al teatro —me hizo saber.

—¿Enserio? ¿Ahora?

—Sí, ahora.

—Claro me voy a ir al teatro sola con un chico que conozco apenas hace cuatro semanas —bromeé. 

—Exacto. Te has subido hasta en mi carro, quiero decir —hizo una pausa— De haber querido hacer algo ya lo hubiese hecho.

Dudé unos segundos.

—Te llevaré a tu casa antes de la hora de dormir, lo prometo.

—Tarado.

EunoiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora