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Tiroteo en Nueva York

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Tiroteo en Nueva York. ࿐ ࿔*:・゚
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- El traslado se realizará lo más pronto posible, los medios quizás te abarquen más de lo normal ya que llevas años aquí.

- Eso no me preocupa. Con ustedes me he sentido lo suficiente a gusto todos estos años. ‐ Comentó con cierto cariño, su anterior jefe sonrió.

- Espero que te reciban bien en Inglaterra, Jojo.

Jonathan se encontraba terminando los acuerdos con su nuevo equipo cuando Dio lo llamó. Su abogado e inclusive el dueño de su actual club habían buscado detenerlo.

- ¿Jonathan, estás seguro de irte así sin más?

- Me surge una emergencia, lo siento. - Trató de disculparse lo máximo posible, pero en cuánto pudo, se centró en ir hacía donde se encontraba Dio Brando.

El rubio estaba alterado y en un estado de desesperación pura. El Joestar sabía que muy posiblemente había sido a la primera y única persona a la que se le ocurrió llamar.

A veces, pensaba en los riesgos que estaban tomando por Brando. Después de todo, el amor que sentía por él seguía presente, podía leer al rubio perfectamente, saber que sus intenciones eran puras y que de verdad, se sentía arrepentido en los términos que habían quedado.

En solo pensar que Dio quizás se sentía igual, lo llenaban de nervios. Jonathan no fue capaz de conseguir a otra pareja sentimental, o mejor dicho, jamás la buscó. Todos esos años, una parte de sí; creía en que el rubio encontraría el buen camino, pero lo que jamás esperó fue que lo buscara a él para ayudarlo. Verlo de nuevo, fue empezar todo de cero, conociéndose otra vez.

Apenas llegó al apartamento del Brando, este se desahogó.

- Ya estoy aquí, cuéntame que sucedió. - Le habló con calma al rubio mayor, quién era incapaz de articular alguna palabra.

- ¡Hubo un tiroteo en el hotel de Giogio! - Exclamó en cuánto pudo, la voz se le sonaba totalmente quebrada. - ¿¡Qué hago, Jonathan? No lo puedo dejar solo, tengo que ir a Nueva York... ¡Por favor, ven conmigo! ¡No sé que hacer, solamente pienso en quedarme quieto!

- Llama a tu abogado, yo te prepararé una maleta y luego de eso iremos al aeropuerto. - Le ordenó, acariciando su rostro. - Giorno estará bien ¿Sí?

Dio tan solo asintió y en un intento tonto de no mostrar más su debilidad, desvió la mirada mientras limpiaba aquellas lágrimas de angustia que habían salido. Jonathan sabía, con toda fe, que Dio estaba legítimamente preocupado por su hijo, el Joestar sintió que su corazón se engrandeció de alegría.

Finalmente, Dio había logrado ser el padre que siempre quiso que fuera.

Finalmente, Dio había logrado ser el padre que siempre quiso que fuera

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El nacimiento de una estrella Donde viven las historias. Descúbrelo ahora