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La práctica de la pasarela, y lapropuesta de Erina Pendleton

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La práctica de la pasarela, y la
propuesta de Erina Pendleton. ࿐ ࿔*:・
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- No lo sé, Mista. - Murmuró Giorno mirando hacía la pantalla de la computadora, ahí se proyectaba la imagen desarreglada del italiano. - No he vuelto hablar con Diavolo.

- ¡Y está bien así! - Exclamó el moreno desde la comodidad de su cama. - De verdad, es lo mejor.

- Hay algo que todavía no termino de entender. - Le dijo con pesar, y tomó la pequeña taza roja dónde tenía servido un jugo. - ¿En verdad estará metido en lo mismo con Kira?

- Bueno... - Mista carraspeó. - Eso es algo que solo sabremos si se lo preguntamos directamente.

Giorno asintió, y sorbió de su bebida. Su mente proyectaba los recuerdos de a solas con Diavolo, y podía escuchar todavía las palabras de Rohan hacerle eco. Desearía dejar todo aquello de lado, pero creía que lo mejor era desenterrar el secreto, y con Mista apoyándolo se sentía capacitado para todo.

- Volveré acercarme a Diavolo.

- ¿Qué? - Mista dejó caer su teléfono, por unos segundos la pantalla se volvió negra, luego proyectó la imagen angustiada del moreno. - No, no, no, aléjate de esa gente, Giorno. - Recalcó.

- Te prometí que lo haría, para cuando termináramos la gira. - Le recordó sus palabras, el italiano tan sólo movió su cabeza en negación.

- Giorno, por favor...

- Necesito saber que sucedió con Rohan. - Aseguró, teniendo la firmeza en su voz y el deseo de encontrar todo en sus palabras. - Y él único que me puede dar respuestas es Diavolo. Rohan se negará a hablar, y no irá más  allá de lo profesional.

- ¿Qué hay del tenista? ¿Higashikata, no? - Mista sonó desesperado, se había llevado una mano a sus cabellos, peinándolos hacía atrás. - Es cercano a Rohan.

- No hablará. - Un suave toque en su puerta lo hizo voltear, su padre la había abierto y le hizo una ceña de que debían marchar. - Me debo desconectar, Mista.

- ¡Giorno! Espera un momento...

- Tengo que ir al estudio Di Molto. - Le sonrió. - Descansa, allá ya es tarde. Te quiero.

- Cuídate. - Le pidió el moreno resignado. Luego con un hilo de voz susurró: - Yo igual te quiero.

 Luego con un hilo de voz susurró: - Yo igual te quiero

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El nacimiento de una estrella Donde viven las historias. Descúbrelo ahora