✧ ─ XII

499 89 42
                                    

Giorno Giovanna y Guido Mista

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Giorno Giovanna y
Guido Mista. ࿐ ࿔*:・゚
____•____

Giorno había decidido marcharse con Mista al finalizar la grabación en Passione. Por mucho que Diavolo le insistiera en quedarse, el rubio se fue.

El moreno lo había invitado al apartamento que mantenía en la ciudad. Giorno no se negó, pasar el tiempo a lado de Mista era de una de las pocas cosas que estaba disfrutando de aquel mundo.

- ¡Y este es mi hogar! - Exclamó Guido, estirando ambos brazos. - ¿Bonito, no?

- Muy paradisíaco. - Dijo, una ligera curva surcaba sus labios. - ¿La piscina está disponible siempre?

- Sí, podemos ir en otra ocasión. - Mista lo dejó pasar.

El apartamento era majestuoso, aunque Mista no lo pareciera, tenía un buen gusto para las decoraciones costosas de interiores. El italiano lo guió hasta la sala, la cual daba directo a la cocina.

Mista abrió un whisky, lo vertió en dos copas, le tendió una a Giorno y sonrió.

- Por nuestra amistad.

- Por nuestra amistad. - Repitió Giorno, ambos chocaron el vidrio y le dieron un trago profundo.

- ¿Sabes? Estados Unidos no me resultó tan mala experiencia. - Le comentó el italiano, mientras prendía un equipo de sonido y ponía música para el ambiente. - Creí que sería diferente.

- ¿Por qué? - Preguntó.

Mista llevó la copa a sus labios, más no bebió.

- Los escandalos. - Dijo. - Parecen que viven por ellos, y este año no ha sido de lo mejor para cualquier actor.

- ¿Lo dices por el caso Yoshikage?

- Una red de pedofilia es suficiente para hacer explotar todo ¿No crees? - Mista se tiró en el mueble, quedando a un lado suyo. - Por lo menos sé que tu no perteneces a eso, y me alegra.

- Papá no lo haría. - Murmuró, llevando la copa entre sus labios.

- ¿Y si no fuera el caso?

Giorno dejó de beber del licor. Sus orbes aquamarina se clavaron en la mirada de Mista. El italiano tenía una ceja levantada, espectante de alguna respuesta.

- No... - Las palabras habían quedado congeladas en su garganta. - No sé que haría.

Mista colocó una mano detrás del cuello de Giorno, y lo acercó a él, juntado sus frentes con cariño.

- No te preocupes. No creo que Dio sea capaz de algo así, no al menos sabiendo que de él depende tu futuro.

No respondió, por la simple razón de que estaba confundido, y su mente empezaba a dudar.

El nacimiento de una estrella Donde viven las historias. Descúbrelo ahora