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La historia de una víctima más

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La historia de una víctima más.࿐ ࿔*:・゚
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Los recuerdos parecían lejanos, pero para Narancia estaban ahí, delante suyo; una amenaza silenciosa que le recordaba el tenebroso mundo al que se había metido.

Las voces, las miradas, las manos que lo señalaban como un posible soplón. Más la voz que se alzó en un grito que le condenó a ser perseguido.

Si se hubiera marchado de acuerdo a su horario, no habría experimentado aquella amenaza. Narancia había creído que estaba solo en el lugar, pero no fue así. Las paredes eran delgadas y aquella conversación giraba por entornos peligrosos.

-  Los problemas abundan cuando de él se trata, si el señor Doppio lo mandó a llamar es porque simplemente es innecesario. - Aseguró una de aquellas voces.

- ¿Y era necesario tener que hablar yo con él? Sabe que si va a Nueva York está muerto, pero accedió a ir, tiene que tener otro plan.

Narancia trató de marcharse, pero tropezó y el ruido alertó a las personas, lo siguiente que recordó fueron esas miradas frías, unas que no tenían compasión.

Por haber estado en el lugar equivocado, las frías manos de la muerte lo acariciaron. Recordaba como se sentía, le daba miedo, pero a la vez era cálido y reconfortante, en su corta vida había sufrido mucho, si la muerte iba a ser la paz que tanto deseaba, Narancia la aceptaría sin dudar.

Pero aún no era su tiempo.

La idea de estar apunto de caer lo despertó agitado, justo cuando sus pulmones recobraron el aire. Su piel estaba perlada de sudor y sus nudillos estaban blanquecinos por haberse aferrado a las sábanas entre sueños.

- Ten cuidado. - Le advirtió el chico cercano. - Tienes una contusión en la cabeza y puede ser peligrosa, trata de no realizar movimientos bruscos.

- ¿Dónde estoy? - Susurró, tenía la garganta seca, la cabeza le daba vueltas y el dolor que sentía detrás de la misma era horroroso.

- En mi casa. - Respondió el otro. - Te encontré herido en la calle, me pediste que no fueramos al hospital antes de que te desmayaras.

Los recuerdos empezaron a llegar a la mente de Narancia, poco a poco, cada uno más grave que el anterior.

- ¿Te vieron? - Preguntó, haciendo un giro demasiado apresurado para su gusto. - ¡No pueden saber que estás conmigo!

- ¿Quiénes? - Inquirió, alzando una ceja. - No me vio nadie pero...

- Estás a salvo. - Musitó. - Tu..

El nacimiento de una estrella Donde viven las historias. Descúbrelo ahora