Capítulo 10: The Pregnancy

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Su relación fue tensa durante una semana aproximadamente. Ninguno de los dos parecía ansioso por iniciar una conversación cuando compartían sus comidas. Ninguno de los dos buscó al otro para bajar al acantilado y ver la puesta de sol, como si ambos estuvieran tan ocupados con la varita mágica y las pociones. Nunca hablaron de lo que había cambiado, pero al final volvieron a su rutina y todo volvió a estar bien. Así, los dos primeros meses de su matrimonio transcurrieron sin más contratiempos, y al menos Harry se sintió agradecido por ello.

Es a mediados de octubre cuando Severus anunció que se iba ese fin de semana para asistir a la Conferencia Internacional de Pociones en Grecia. Había pensado en preguntarle a Harry si le gustaría acompañarle, pero justo esa misma semana el joven se quejaba de tener las manos ocupadas, entre el estudio y la fabricación de una varita de encargo, así que no dijo nada.

Harry se limitó a asentir cuando Severus le habla de la conferencia. Tacha eso. Asiente y se chupa el labio inferior, notando que no estaba invitado a ir con Severus. Nunca ha estado en Grecia y, sinceramente, le vendría bien un descanso de todo el trabajo que le rodea. Rápidamente se recuerda a sí mismo que no son realmente una pareja, así que no es extraño que Snape no le haya invitado. Se quedaría en su estudio y quizás invitase a sus amigos a cenar una noche.

Severus se fue el viernes por la mañana, poco antes de que Harry se despertara. Así que no estuvo cuando Harry tuvo que subir corriendo las escaleras porque se sentía mal mientras cocinaba el tocino para su desayuno. Se alegró de que la puerta del baño se hubiera quedado abierta y se precipitó hacia el retrete, vomitando justo cuando se arrodilla frente a él. Era horrible y se quedó sentado en el suelo durante un rato, por miedo a volver a vomitar, pero no sucede. Cuando se siente mejor, va a su habitación y se tumba en su cama, con el desayuno olvidado. Después de esto, definitivamente no iría a Ollivanders por la mañana. El trabajo puede esperar.

Harry acaba yendo por la tarde y al día siguiente, ya que volvió a sentirse normal. Invitó a Ron y a Hermione a cenar el domingo y se moría de ganas. Hacía tiempo que no compartían una comida y dado que Severus no estaría en casa hasta el lunes, podría aprovechar e invitar a sus mejores amigos.

Sólo que el domingo se fue cuesta abajo desde el principio. Harry volvió a sentirse mal por la mañana y por la tarde, cuando leyó el periódico, había un artículo sobre la Conferencia Internacional de Pociones, con varias fotos que lo acompañan. Harry consigue ver a Severus en una de ellas, pero no sólo a él.

El hombre del matrimonio Malfoy tampoco es muy difícil de detectar, ya que está de pie junto a Severus en la foto.

¿Por qué siempre es él? se pregunta Harry, mirando al hombre con desprecio. Siente que su corazón late más rápido mientras la ira brota en su interior. Piensa que tal vez por eso Severus no lo invitó a acompañarlo. Sacudió la cabeza cuando se le pasó por la cabeza la idea de que Severus lo engañara con ese hombre. No, él no haría eso. Insistió en esa cláusula de infidelidad.

Es lógico, por supuesto, pero no ayuda mucho a calmar la angustia de Harry. Se quedó mirando el reloj de la pared, preguntándose si sus amigos tardarían mucho más en aparecer. Sabía que se sentiría mejor después de hablar de esto con alguien.

Mientras tanto, pidió la comida para ellos, pensó, dándose cuenta de que no se sentía lo suficientemente bien como para estar en la cocina, preparando la comida. Además, el olor de la comida fue lo que lo hizo sentir náuseas en primer lugar, mejor no arriesgarse.

Ron y Hermione aparecieron justo después de que Harry hubiera terminado de hacer su pedido de comida italiana. Salieron de la chimenea quitándose la ceniza de la túnica.

-¡Harry!- grita Hermione, cuando mira a su alrededor y no encuentra a Harry en el salón.

-¡Estoy aquí!- respondió Harry desde la cocina. Coloca el vaso vacío del que había estado bebiendo agua en la encimera y va al encuentro de sus amigos. -Gracias a Merlín que por fin estan aquí-.

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