Dulce Navidad.

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"¡Muy lento!"

"¡Gaaght'...!"

Un pequeño, aparentemente de quince años había caído al suelo; levantando polvo y salpicando algunas piedras en el proceso.

En su rostro se hallaban notables moretones que se escondían debajo de la capa de tierra y suciedad que se había pegado allí debido al propio sudor del niño. 
El cabello rosado, alborotado, se encontraba pegado a su frente por la humedad y se podía notar como, de igual manera, estaba sucio y lleno de tierra.

El pecho del pequeño subía y bajaba, su boca luchaba para succionar la mayor cantidad de oxígeno que pudiese reunir y sus párpados estaban cerrados, concentrados en la tarea que apenas y podía cumplir con dolor.

A unos pasos de allí se encontraba la causante de su dolor; una pequeña pelirroja de catorce años, la cual había cruzado los brazos debajo de su modesto busto en crecimiento. Una espada simple, de aspecto europea se había guardado en la vaina segundos después de que el niño cayera al suelo… Del último suceso habían pasado algunos minutos ya y por ello la impaciencia de la pelirroja iba en crecimiento…

Día tras día, Natsu Dragneel; su compañero de gremio, la retaba a un duelo unilateral en el cual ella siempre terminaba ganando. No había paridad en lo absoluto, simplemente era una pelea en la que Natsu haría todo lo posible por llegar a su rostro con golpes que ella evitaría con gracia y sin esfuerzo, solo para reducirlo con unos golpes propios de su espada… Jamás con el filo, nunca quiso herirlo de gravedad, solamente hacían falta un par para dejarlo completamente exhausto en el suelo.

Sin embargo cada vez la cantidad de golpes necesarios aumentaba al igual que los fallidos de su propia mano…

Natsu, con el pasar de los días, se hacía más rápido, más fuerte y perceptivo… Eso era algo que a la pelirroja, Erza Scarlet, la complacía.
Quizá no en una semana, quizá no en un mes, pero algún día estaba segura de que Natsu se convertiría en un oponente formidable.

— M-Maldición… —Con respiración entrecortada, dolorosa, Natsu reveló sus ojos jades al mundo nuevamente; se notaban cansados, abatidos, pero un destello de determinación aún ardía en ellos.— Y-Yo aún… ¡Aún puedo seguir!

Reincorporandose, adoptó una pose de batalla poco convencional; demasiadas aberturas para explotar a los ojos de Erza, sin embargo y a pesar de que notaba como Natsu estaba parado solo por su fuerza de voluntad, ella estaba aún más emocionada que antes.

"¡Ven, Natsu!"

Y así comenzó otra vez…

El pequeño corrió en dirección a su verdugo, quién ya lo estaba esperando con un corte del lado sin filo descendente de su espada.
Natsu sonrió con mórbido placer al notar como ella había hecho exactamente lo que había previsto y, en un movimiento que dejó a la pelirroja sin palabras, usó su preciada bufanda escamosa para parar dicha espada y luego estirar la misma para producir un rebote en el arma, dejando a la pelirroja completamente expuesta a cualquier golpe.

Erza sonrió, satisfecha con el desarrollo.
Ella no se había confiado, había atacado con toda su fuerza y aún así Natsu finalmente pudo superarla usando su astucia…

La niña cerró los ojos, esperando el golpe en algún lado blando que no estuviera cubierto con su armadura; sin embargo…

— ¿E-Eh…?

"¡Finalmente!"

Ambos cayeron al suelo debido a que Natsu eligió taclear a la pelirroja; atrás había quedado la bufanda y espada, pues se habían deslizado a unos metros luego del accionar precipitado del pelirrosa.

Las Aventuras De Nasho (Natsux)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora